Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz ya están en campaña para presidir la SCJN, aunque la contienda aún no inicia oficialmente. Con la Reforma Judicial, la Corte se someterá por primera vez a votación y ganará quien obtenga más apoyo en las urnas el 1° de junio. Más que méritos, la clave será movilizar votos
Guillotina a la SCJN, mientras afilan consulta
Los efectos de la reforma judicial serán de muy largo plazo y difíciles de corregir, inclusive en el supuesto, por ahora poco probable, que la oposición se recupere.
Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz ya están en campaña para presidir la SCJN, aunque la contienda aún no inicia oficialmente. Con la Reforma Judicial, la Corte se someterá por primera vez a votación y ganará quien obtenga más apoyo en las urnas el 1° de junio. Más que méritos, la clave será movilizar votos
Es un hecho que la reforma judicial se realizará. ¿Cuáles serán las consecuencias? Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– La reforma al Poder Judicial se va a realizar. Más vale ser conscientes de ello. La guillotina se está montando y sólo es cuestión de ponerle fecha concreta a la ejecución respectiva.
Para los ministros el autoengaño puede llevarlos a una situación todavía peor de la que ya se encuentran. Más valdría que aprobaran asuntos urgentes, que traten de proteger en lo posible el Estado de derecho y a cruzar los dedos para que el golpe no sea demoledor.
Es más, ni siquiera se activará la sociedad civil que participó en la defensa de la Suprema Corte, en otros momentos, porque sus grupos y dirigentes están en shock.
Los efectos de la reforma serán de muy largo plazo y difíciles de corregir, inclusive en el supuesto, por ahora poco probable, que la oposición se recupere para la elección intermedia y la presidencial.
En Polonia, el gobierno de Donald Tusk está pasando aceite para desmontar toda la construcción populista, que llegó inclusive al control del más alto tribunal, afianzada en los años en el poder del partido Derecho y Justicia de Jaroslav Kaczynski y que hacen muy complicados los cambios con lógica democrática.
Para los polacos, es el costo de una democracia joven, de apenas tres décadas y un lustro, y de fuertes añoranzas ante un pasado autoritario.
Bolivia es el único país del mundo que tiene un procedimiento similar al que se implantará en nuestro país, en lo que respecta a la elección de los juzgadores de mayor relieve y, hasta ahora, sus resultados no han sido los esperados.
Como no hay muchas referencias, lo evidente es que en México nos deslizaremos por un tobogán de destino incierto.
Pueden darse algunos cambios en la iniciativa, como tímidamente sugirió Arturo Zaldívar, sobre todo por desafíos logísticos, por los miles de cargos que estarán en disputa, pero el próximo año se votará por nueve espacios para conformar el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por siete para la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
El anuncio de la “amplia discusión” es solo un paliativo, porque más allá de lo que digan interesados y expertos, que en su mayoría señalarán que es un despropósito, la decisión la tomó el presidente López Obrador desde hace meses, fue parte de la campaña, y le urge que esté aprobada antes de dejar el poder.
Tampoco influirá la encuesta que propone la virtual presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, para calibrar el sentir del pueblo porque “revelará” lo que ya diagnosticó el propio López Obrador: que el poder judicial está secuestrado por la delincuencia organizada y por la de cuello blanco.
Aunque el Estudio de Confianza de la Sociedad en Instituciones, que realiza el INEGI (2023), señala que jueces y magistrados cuentan con un 39.4 % de confianza de la ciudadanía, mientras el gobierno federal con un 59.1%, pero los organismos autónomos llegan al 67.1% y los Institutos electorales un 54.7%. Es decir, todo es relativo, y más si al Poder Judicial se le engloba en los asuntos de seguridad. Pero no se trata de eso, por supuesto.
La doctora Sheinbaum sostiene que se conoce poco al Poder Judicial, y tiene razón, sobre todo en lo que respecta a Palacio Nacional, donde no hay diagnóstico sino prejuicio, alimentado muchas veces por esos practicantes del rencor de que anidan en las cortes.
El nerviosismo en los mercados tampoco será un factor determinante y el peso mexicano tendrá que aguantar hasta donde tope la situación. En estos días ya se devaluó, teniendo la peor caída desde la emergencia sanitaria del Covid-19.
Por desgracia, los efectos de la reforma judicial están muy lejos de concentrarse en la cotización del peso frente al dólar y más bien tienen que ver con el equilibrio del poder y el sistema democrático.
Se puede hacer poco al respecto, pero conviene al menos el ir dejando claro que esta vez la crisis será autoinfligida.
Muchos celebrarán la primera guillotina contra la institución más importante en el equilibrio de poderes, porque van casi seis años de escarnio contra ministros y ministras. Pero en todo festín, se termina por despertar, tarde o temprano.
@jandradej