Autoridades informaron de la balacera de ayer por el caso de Sandra Domínguez, pero no dijeron si la encontraron o si tienen pistas de su paradero. Su madre exige respuestas.
Cuando estalla Guanajuato
La violencia en México crece con coches bomba en Guanajuato y enfrentamientos en Sinaloa y Guerrero, dejando tres policías heridos. Con 199 mil 952 homicidios en este sexenio, urge un despliegue eficaz de la Guardia Nacional para frenar a los grupos criminales
Autoridades informaron de la balacera de ayer por el caso de Sandra Domínguez, pero no dijeron si la encontraron o si tienen pistas de su paradero. Su madre exige respuestas.
EMEEQUIS.- Es como ver el paisaje después de la tormenta. Enfrentamientos que dejan una decena de muertos en Sinaloa, ataques armados en Guerrero y coches bomba en Guanajuato.
La situación de seguridad se continúa degradando. La colocación de autos cargados de explosivos en Acámbaro y Jerécuaro, Guanajuato, son un acto propagandístico, que tiene el propósito de generar zozobra en la sociedad y de inhibir a las autoridades.
Pero son también una señal de alerta, un aviso que se debe de aquilatar con toda la seriedad del caso.
El saldo de estos hechos es el de tres policías que sufrieron lesiones, uno de ellos de gravedad. Por fortuna, no se generaron daños todavía más lamentables, como son los de pérdida de vidas.
En Guanajuato lo que impera es el robo de hidrocarburos, pero también la acción de organizaciones que se dedican a la extorsión.
Hace apenas unos días, la gobernadora Libia Dennise García se reunió con la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, en el gabinete de Seguridad, para establecer un esquema de colaboración en esa materia.
Sheinbaum señaló que la mandataria estatal había aceptado una estrategia que atendiera las causas de la violencia y entre ellas las adicciones, que tienen que ser atendidas para que se reduzcan y el aumento de niveles salariales.
Todo ayuda en el ánimo de enfrentar la inseguridad, pero ninguna de esas variables hará la diferencia, en primer lugar, porque el consumo de drogas es un asunto que se debe enfocar desde una perspectiva de salud y en segundo, porque lo que tienen que existir es un abatimiento de la impunidad, que se castigue al que delinque, ya que en una guerra salarial van a ganar siempre los malos.
A estas alturas lo que urgen son acciones concretas, apoyo a la policía estatal y un despliegue eficaz de la Guardia Nacional.
Los grupos que disputan el control territorial no van a cambiar su patrón de conducta en el corto plazo, inclusive si funciona lo que se está planteando desde Palacio Nacional.
En los pasados seis años, los resultados no fueron adecuados, como lo muestra la situación en la que se encuentran no sólo Guanajuato, sino Sinaloa, Guerrero y Chiapas, por mencionar a las regiones que ahora experimentan las escaladas más vistosas.
A lo que hay que añadir, por supuesto, los 199 mil 952 homicidios dolosos, la cifra sexenal más alta de la historia.
Esto es así, porque lo que motiva al crimen organizado es el lucro, las ganancias que provienen de los mercados ilegales, como los del huachicoleo, extorsión, trata de personas, robo de autos, trasiego de drogas, entre otras actividades.
Los grupos del crimen organizado se empoderaron. Los años del dejar hacer, en función de que los programas sociales corregirían la situación, tienen un saldo negativo y de alto riesgo.
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La política social es adecuada, necesaria, pero no por ello da resultados en el ámbito de la seguridad y de la reducción de la violencia y en particular de los homicidios, como lo mostró el estudio de Ignacio Cano, Emiliano Rojido y Dorian Borges del Laboratorio de Análisis de la Violencia.
Los delincuentes aprovecharon para hacerse más fuertes, para avanzar en poblados y municipios, para incidir inclusive en las elecciones, capturando candidaturas o sacándolas de la jugada.
Hace apenas unos días mataron al alcalde de Chilpancingo, le cortaron la cabeza y la exhibieron en el toldo de una camioneta.
Lo que sigue a estos hechos espantosos es, por regla general, nada, como no sea las arengas y las proclamas, las promesas de indagatorias que en el fondo no harán o no ayudarán en mucho por su pésima calidad.
Recordemos que los bandidos van escalando en posiciones y jerarquías, inician con delitos menores, pero avanzan hasta llegar a la cúspide que es el sicariato, desde donde tienen mayores oportunidades de extraer rentas diezmando a los ciudadanos.
@jandradej