“En Gaza presionó a Israel para aceptar el acuerdo y a Hamás a través de Turquía y Qatar, pero en Ucrania no hay forma de aplicar la misma lógica”, advierte la analista Brenda Estefan sobre la próxima reunión entre Trump y Putin en Budapest.
Y se marchó... el restaurante fantasma que desapareció en Tuxpan y apareció en Alvarado
Sin rumbo, sin capitán y sin chef… El Restaurante Atracadero navegó a la deriva más de 300 kilómetros desde Tuxpan hasta Alvarado.
“En Gaza presionó a Israel para aceptar el acuerdo y a Hamás a través de Turquía y Qatar, pero en Ucrania no hay forma de aplicar la misma lógica”, advierte la analista Brenda Estefan sobre la próxima reunión entre Trump y Putin en Budapest.
Más de 300 kilómetros a la deriva.
EMEEQUIS.– El emblemático restaurante flotante El Atracadero también fue víctima de las implacables lluvias y terminó navegando 300 kilómetros: el mar picado lo llevó de Tuxpan a Alvarado en cuatro días.
El Atracadero desapareció la noche del 10 de octubre, cuando las fuertes lluvias y el desbordamiento del río Pantepec, en Veracruz, arrancaron sus amarras y lo hicieron navegar sin rumbo. Cuatro días después, pescadores lo hallaron flotando frente a las costas de Alvarado, a más de 300 kilómetros de donde alguna vez estuvo anclado.
En las imágenes que circulan en redes sociales, se observa cómo el cuerpo de madera lentamente se desprende de la orilla y comienza a mecerse entre aguas lodosas, alejándose cada vez más de la localidad. Su ritmo es el mismo que el del agua, va íntegro, irónicamente, con una lancha pequeña sobre él.
Otro video más, con un nuevo ángulo, lo muestra de frente. Completamente oscuro y vacío. Se observan los dos pisos de la fachada principal. Los barandales ya desgastados no sostienen nada y los vidrios, sin ningún tipo de protección, permiten ver un interior vacío.
Va río abajo, sin capitán, sin tripulación, como un barco fantasma. “Se rompieron sus amarras y solo la naturaleza decidirá dónde y cómo terminará”, escribió la cuenta que difundió el video.
El río se desbordó debido al paso del huracán Priscilla y la tormenta Raymond y no solo afectó al restaurante sino a cientos de estructuras, comercios y habitantes de la zona.
CUATRO DÍAS DE NAVEGACIÓN SIN CAPITÁN
Pese a la quietud con la que aparenta irse, el restaurante no sobrevivió intacto los cuatro días de travesía. La estructura se fragmentó en el camino; sólo una parte logró llegar hasta las costas de Alvarado.
“AQUÍ ANDAMOS CON UNA CASA FLOTANTE”
De acuerdo con Protección Civil, la estructura fue localizada a unos ocho kilómetros entre Alvarado y Antón Lizardo, todavía a mar abierto. El módulo hallado, desvalijado y deteriorado, pero aún con una lancha en su interior, fue remolcado hasta el muelle de Alvarado por elementos de la Secretaría de Marina. Aún no se sabe qué va a pasar con el restaurante. Llevarlo a su lugar de origen se antoja una misión imposible. ¿Convertirlo en museo? Las opciones flotan en el aire.
“Aquí andamos, con una casa flotante, con un barquito (…) ¿De dónde vendrá esto, de allá de Poza Rica o qué onda?”, menciona uno de los lancheros que encontró la estructura.
En un principio los pesqueros que encontraron la estructura pensaron que podía haber alguien con vida dentro de ella “¿hay alguien con vida?, hay alguien con vida?, respondan”. pero nadie habitaba la estructura.
Entre los comentarios del mismo video se puede leer: “Pasen el dato del carpintero que construyó esa casa”.
EL ATRACADERO, HISTORIA FLOTANTE
El Atracadero fue fundado en 1979 por el empresario Hugo Bastán. Su concepto flotante, con cocina en el nivel inferior y un área de comedor al aire libre, lo convirtió en un sitio emblemático de la vida ribereña en Tuxpan. Durante su época de esplendor, los comensales podían disfrutar mariscos frescos con vista al río, mientras la corriente movía suavemente la estructura.
De acuerdo con testimonios de vecinos, tras la inundación de 1999 el restaurante cerró debido a problemas legales. Años después volvió a operar brevemente, pero antes de ser arrastrado por la corriente ya había cerrado nuevamente.
Desde entonces, El Atracadero permanecía como un vestigio de otro tiempo: un lugar fantasma sobre las aguas, hasta que la fuerza del río decidió llevarlo de nuevo a navegar.
La tragedia, que ha cobrado la vida de decenas de personas, entre ellas al menos 29 veracruzanos, deja postales como esta, donde la naturaleza se muestra más fuerte que la obra humana y, aparentemente sin esfuerzo, arrasa con lo que había sobrevivido al paso de los años.