La alcaldía Álvaro Obregón se convierte en pionera de la innovación espacial en México y Latinoamérica con el lanzamiento del microsatélite MXÁO-1, el primero desarrollado por un gobierno local. El proyecto, resultado de la colaboración entre gobierno, universidades y empresas tecnológicas, permitirá monitorear el medio ambiente, mejorar la movilidad urbana, fortalecer la seguridad y respaldar proyectos sociales, demostrando que la innovación local puede tener impacto global.
De capo a testigo: Ovidio Guzmán firma su culpa y ofrece colaboración con EU
Ovidio Guzmán López, alias El Ratón, se declaró culpable este viernes en una corte de Chicago, aceptando su papel como líder del Cártel de Sinaloa en delitos de narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas. El acuerdo judicial incluye una posible cooperación con fiscales estadounidenses, lo que abre la puerta a revelaciones sensibles sobre la operación de Los Chapitos y sus nexos políticos y financieros en México. A cambio, la fiscalía recomendará una condena menor, aunque el tribunal no está obligado a aceptarla
La alcaldía Álvaro Obregón se convierte en pionera de la innovación espacial en México y Latinoamérica con el lanzamiento del microsatélite MXÁO-1, el primero desarrollado por un gobierno local. El proyecto, resultado de la colaboración entre gobierno, universidades y empresas tecnológicas, permitirá monitorear el medio ambiente, mejorar la movilidad urbana, fortalecer la seguridad y respaldar proyectos sociales, demostrando que la innovación local puede tener impacto global.
EMEEQUIS.– En silencio, vestido con el uniforme reglamentario del Centro Metropolitano de Detención de Chicago, Ovidio Guzmán López —alias El Ratón— se declaró culpable. Frente a la jueza federal Sharon Johnson Coleman, el hijo menor de Joaquín “El Chapo” Guzmán firmó su rendición judicial, asumiendo su papel en uno de los entramados criminales más poderosos del hemisferio: el Cártel de Sinaloa.
Atrás quedaron los meses de incertidumbre, los aplazamientos sin explicación y las especulaciones sobre negociaciones secretas. El pacto con la justicia estadounidense está sellado, y su firma no solo tiene consecuencias penales: abre una puerta peligrosa a las entrañas del narco y su conexión con las estructuras del poder.
UNA RENDICIÓN CUIDADA AL DETALLE
A sus 35 años, Ovidio Guzmán no solo admitió su participación en tráfico de drogas, lavado de dinero y posesión de armas de fuego: aceptó que lo hacía como líder activo de la facción más violenta y rentable del Cártel de Sinaloa, Los Chapitos.
La audiencia transcurrió bajo medidas de seguridad extraordinarias. A cambio de su culpabilidad, la fiscalía ofrecerá recomendar una pena menor a la cadena perpetua, aunque la jueza Coleman no está obligada a seguir esa sugerencia.
El documento que avala el acuerdo fue entregado con días de antelación al tribunal: contiene entre 12 y 15 cláusulas, incluye la renuncia a varios derechos constitucionales, la posible incautación de bienes, y —lo más delicado— una cláusula de cooperación.
¿QUÉ ESTÁ ENTREGANDO EL RATÓN?
Aunque las condiciones específicas del pacto permanecen clasificadas, fuentes judiciales confirmaron que la colaboración de Ovidio será crucial para que se mantengan los beneficios del acuerdo. En otras palabras: si no coopera, se esfuman las promesas.
Se desconoce aún si dará nombres, detalles logísticos, rutas o conexiones políticas, pero expertos en seguridad aseguran que la información que posee es más valiosa que la de Ismael “El Mayo” Zambada o “El Rey” Zambada. Él no pertenece al pasado del narco mexicano, sino a su presente más reciente y letal: la era del fentanilo.
UNA CAÍDA CON ECOS POLÍTICOS
La confesión de Ovidio no ocurre en un vacío. Su extradición en septiembre de 2023 ya había encendido las alarmas en México. Ahora, con su aceptación formal de culpabilidad, se abre la posibilidad de una colaboración que toque fibras sensibles del sistema político mexicano.
Los fiscales ya cuentan con cooperantes como “El Mini Lic” o “El Vicentillo”, pero ninguno con la capacidad operativa tan fresca como Ovidio. Su paso por los círculos del poder criminal fue reciente y, según versiones, tocó también zonas oscuras del aparato institucional: campañas, sobornos, protección militar.
EL PRECIO DE UNA FIRMA
En la sala, la jueza Coleman se aseguró de que todo quedara claro. “¿Acepta ser culpable porque de hecho lo es?”, preguntó. “Sí, lo hago de forma voluntaria, sin amenazas ni presiones”, respondió Ovidio. Su abogado ratificó que no hubo irregularidades.
Ahora, el hijo del Chapo queda sujeto a un proceso de evaluación que incluye su reclusión en un centro reservado para testigos cooperantes, posibles traslados, y una sentencia que aún no tiene fecha. Pero ya hay algo irreversible: el Cártel de Sinaloa tiene una fisura en su núcleo familiar.
Y Washington ya tiene al primero de los Chapitos dispuesto a hablar.
@emeequis

