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Así se inundó Huehuetla: “El agua empezó a llegar al nivel del muro”
“Las casas eran de cemento, block, varilla. Y aun así fueron destruidas. Que yo me acuerde, nunca había visto una creciente que pasara frente al Palacio Municipal”. El testimonio de Jorge Guzmán de 66 años.
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El río Pantepec desgajó laderas de la montaña, tiró árboles y postes, sumergió autos y se filtró en viviendas, donde el agua alcanzó los dos metros y medio de altura. Foto: Especial.
EMEEQUIS.– Jorge Guzmán Gómez tiene 66 años, pero dice que recuerda la vida en Huehuetla, poblado rural de herencia indígena enclavado en la montaña, al oriente de Hidalgo, al menos desde hace cinco décadas. En todo ese tiempo, nunca había visto el río Pantepec destruir muros, colapsar casas, derribar árboles e inundar vehículos después de desbordarse.
Huehuetla es parte de la zona Otomí-Tepehua y uno de los municipios más afectados por el paso del huracán Priscilla, con un número de víctimas mortales y desaparecidos aún no dado a conocer por el ayuntamiento, a cargo de Yaralén Cortés Mendoza, quien llegó al cargo por Movimiento Ciudadano (MC), pero en septiembre de 2024 firmó junto con un bloque de 20 alcaldes de oposición un documento para adherirse al proyecto del gobernador Julio Menchaca Salazar.
El río Pantepec nace en las montañas de Hidalgo, atraviesa la Sierra Norte de Puebla y baja hacia la Llanura Costera del Golfo en Veracruz. En octubre de 1999, arrasó varias casas en Huehuetla, y aquel recuerdo que parecía lejano volvió con mayor fuerza el jueves 9 de octubre, al desgajar laderas de la montaña, tirar árboles y postes, arrastrar lodos, sumergir autos y filtrarse en viviendas, donde el agua alcanzó los dos metros y medio de altura.
“Las casas eran, en su mayoría, ya en el pueblo, de cemento, block, varilla. Y aun así fueron destruidas. Ahí en el centro, que yo me acuerde, nunca había visto una creciente que pasara ahí, al centro del pueblo, frente al Palacio (Municipal). Ahí estaba el agua, y una farmacia que se llama Perlita tiene una barda, que era antigua, pero la derribó totalmente.
“En 55 años, que ya me acuerdo de las cosas, no había habido algo así”, cuenta Jorge, quien no ha regresado a Huehuetla debido a que el paso terrestre es imposible, por el colapso y fractura de caminos.
Él había salido a Pachuca y fue ahí donde vivió el paso del meteoro, pero su familia que se encontraba en la cabecera municipal de Huehuetla tuvo que abandonar su casa para ponerse a salvo. Aquella vivienda fue una de las que quedó inhabitable; creen que como pérdida total.
Hasta el momento, no existe un recuento sobre el número de viviendas dañadas, pérdidas ni población afectada por parte del ayuntamiento.
Después de cuatro días de emergencia, la cuenta de Facebook del municipio hizo su primera publicación para afirmar que “las labores de atención y auxilio continúan sin descanso”; que “con el apoyo de maquinaria pesada, se trabaja arduamente en los tramos carreteros Huehuetla–Huasquilla con el objetivo de restablecer el paso y garantizar el traslado de víveres y ayuda humanitaria a las comunidades afectadas”, además de pedir “hacer caso omiso a rumores o publicaciones en redes sociales que buscan desinformar o politizar esta situación tan sensible” y agradecer el apoyo al gobernador y a la presidenta Claudia Sheinbaum, que por la misma situación de carreteras intransitables y las condiciones climáticas que imposibilidad el desplazamiento aéreo, tampoco pudieron llegar allá.
Después de tantas décadas de convivir con el río, la gente había aprendido a ver cuando la creciente podría representar riesgos, pero en los días anteriores se vieron rebasados por el colapso y la falta de alertas.
“Casi llega a un nivel de lo del muro de contención”, menciona Jorge sobre las características que veían en épocas de lluvias, cuando el cuerpo de agua comenzaba a crecer. “Empieza a llegar al nivel de muro de contención, entonces hay que salirse porque ya empieza a desbordar. Se empieza a desbordar y entonces sabemos que el río va rascándole al muro de contención y es cuando lo tira. Y ahora lo tiró”.
Con la fuerza que llevaba, contó, colapsó las primeras casas, “también me dicen que tiró unas. Y ahí, una casa que cuando yo era niño e iba a bañarme al río ya existía, la tiró en esta creciente. De ahí empezó a entrar para el pueblo. Esa es la entrada del pueblo sin vehículo, y ahí fue la primera casita (que derribó), luego tumbó otra casita de un amigo que lo conocemos como Chaín Flores; igual la tiró completamente”, relató Jorge, que ha visto la dimensión del siniestro por imágenes y videos que se han transmitido entre pobladores, más los testimonios que les han compartido sus familiares.
La cifra oficial de fallecimientos a nivel estatal es de 21, más 43 personas que permanecen como no localizadas. En los municipios en los que se ha contabilizado, hay mil 217 viviendas afectadas; asimismo, con base en el conteo preliminar, 308 escuelas han resultado dañadas por inundaciones o derrumbes.
NO HUBO ALERTAMIENTO
La lluvia empezó entre miércoles y jueves, pero estuvo un poco calmada. “Nosotros estábamos trabajando aquí (en Pachuca) con una constructora y de este lado nos tocó quedarnos. Mi familia estaba allá: mi esposa, mi hija, mi nuera, porque mi hijo andaba afuera.
“Entonces, como a las 6 de la tarde del jueves dice mi esposa: ‘está normal’ la lluvia, pero a las 10 u 11 de la noche, 11:30, empezaron a ver subir el agua, que el río estaba ya demasiado crecido. Y así, a las 12 de la noche, ya era un caos el pueblo, ya las calles estaban bien inundadas, con árboles caídos. Buscaron por allá abajo, todo se los había llevado”, cuenta Jorge Guzmán, que ha reconstruido la historia a través de lo que le han narrado sus familiares, vecinos, amigos, más los videos que pobladores lograron capturar del momento del desbordamiento del río, que pudieron compartir hasta después, porque la señal eléctrica y de telefonía se perdieron los primeros días.
“Desafortunadamente nuestras autoridades no dieron aviso oportuno, porque como estaba la situación, no evacuaron. La gente se salió, pero dice mi esposa que ellos salieron solos y alcanzaron a llegar con un familiar, pero que sí se veía muy duro. Durante los años que llevamos viviendo ahí, no nos había tocado ver como hoy se está viendo, y está un caos. La verdad, la ayuda ha llegado poca; no ha llegado lo suficiente para la gente”, afirma.
Según Jorge hay comunidades que están totalmente incomunicadas por el lado de Hidalgo. Por el estado de Puebla, a través de la Sierra Norte, la ayuda empezó a llegar, pero, de acuerdo con los pobladores, ha sido escasa.
“El gobierno sí ya mandó ayuda, pero no la suficiente para la magnitud del problema que tenemos, porque no hay paso por carro, solamente vía aérea. Ya no hay abasto de alimentos y la gente empieza a desesperarse.
“No sé en qué vaya a parar, porque el día que repartieron las despensas, ayer, la gente se abalanzó, no respetaron para la entrega como se hacía. Nosotros como humanos tenemos que ver cómo llevamos la comida a la familia, y desafortunadamente eso hacemos, pero en nuestra desesperación no lo hacemos en orden. Y unos llevan (alimento), otros no, a muchos no les tocó y esto es un caos”, insistió Jorge, quien menciona que, ante el colapso inicial y la incomunicación, vecinos se organizaron para intentar retirar por sí mismos piedras, troncos, y sacar los lodos, aunque hay lugares en los que no ha sido posible.
“Los amigos de Santa Úrsula, San Guillermo, me platican, que están apoyando en llevarles alimentos, café, atole, lo que está a su alcance. Se les agradece, se les agradece porque están apoyando. Desafortunadamente, la maquinaria que están enviando no es la suficiente. O sea, falta mucha maquinaria para poder quitar todo lo que está tapando, las vías de comunicación, para poder llegar al municipio”, remarcó, para después mencionar que en la comunidad de Santa María, “me dicen que ya hay paso, pero de aquí de Metepec para Tenango, por lo que entiendo, todavía no se puede llegar bien”.
Jorge tiene una petición para los tres niveles de gobierno, gobierno federal, estatal y municipal: “necesitamos maquinaria, más maquinaria para poder trabajar más rápido, porque la situación está muy grave, nos está pegando mucho la naturaleza, porque ayer en la tarde un cerro de la comunidad de Santa Inés se desgajó totalmente, totalmente se vino abajo”.
Las familias que han podido comunicarse les han informado que la comunidad de Chapingo se pasó al poblado de El Paraíso, porque donde viven, que también quedó anegado, empieza “a desmoronarse” la montaña. Entonces, “estamos en una situación muy muy difícil. Y la verdad lo que pedimos es el apoyo de los tres niveles de gobierno”.
El domingo por la tarde y el lunes por la mañana, pobladores de Huehuetla que estaban en Pachuca cuando su lugar de origen quedó siniestrado llegaron al aeropuerto Guillermo Villasana para pedir apoyo aéreo, tanto de reconocimiento en comunidades incomunicadas como de entrega de víveres, pero les informaron que no era posible llegar hasta ahí porque las condiciones climatológicas lo impedían. Sobrevolar seguía siendo peligroso.
Incluso, EMEEQUIS corroboró que un vuelo programado entre el gobernador Julio Menchaca y la presidenta Claudia Sheinbaum a esa región no fue posible por riesgo de tormenta.
“Nuestra gente está desesperada. Ahorita acaban de subir a un grupo que hay muertos, que hay personas que no aparecen. Yo la verdad no puedo confirmar, pero dicen que están atorados abajo en un cable, un cable para cruzar el río. Son cuatro, según, pero ahí sí no lo aseguro, porque no tenemos los nombres, no sabemos quiénes sean”, contó Jorge, quien después regresó al recuento de daños al menos entre su familia.
“La casa de ustedes prácticamente ya no va a servir. Ya quedó totalmente destruida. Al quitarle el lodo, se pueden caer los muros”, afirmó Guzmán, para luego pedir apoyo en la reconstrucción del municipio, pues asegura que el impacto del meteoro dejó en las mismas condiciones a las demás viviendas de Huehuetla, las que siguen en pie, porque, remarcó, hay construcciones que fueron destruidas por la fuerza del agua y la caída de árboles o deslaves de cerros.
“Esto es a nivel pueblo; todo, la mayoría, gran parte, está afectado. Casi todos perdimos nuestro patrimonio porque el río se metió, tumbó casas, tumbó bardas, todo lo que encontró a su paso lo fue destruyendo”, indicó.
Cuando sus familiares vieron el desborde y las primeras casas destruidas, con muros caídos por el colapso, comenzaron junto con otros pobladores a subir a la parte alta del municipio, para tratar que el agua no los alcanzara.
La de Jorge era una casa de dos pisos en cuya primera planta había una cocina económica, que quedó inutilizable: “Para nosotros es pérdida total, porque está lleno de lodo todo adentro. No hay ni como decir: ‘voy a rescatar algo’, esperemos que rescatemos algo, pero muebles, sillones, sillas, todo, creemos que se perdió”.
Mientras Jorge sigue en Pachuca, su esposa con sus nietas y su nuera están refugiadas en la comunidad de San Guillermo. Aunque en el mismo municipio, como está en una parte más alta, la tormenta impactó con fuerza, pero no colapsó el poblado.
Ahí, después de tres días de emergencia, este domingo aterrizó un helicóptero Cougar 1007 de la Guardia Nacional, pero, de acuerdo con los damnificados que han podido comunicarse con sus familiares en otros municipios, las 300 despensas que llevaban fueron insuficientes.
“San Guillermo es una comunidad también municipio de Huehuetla, a 15 minutos de la cabecera, pero esa es la parte hacia arriba. Entonces, ahí están refugiados muchos pobladores. Igual el albergue del bachillerato también tiene familias. La escuela primaria bilingüe del Mirasol también tiene un albergue. Hay otro en una iglesia cristiana Cristo Viene, incluso ahí estuvieron cocinando alimentos. Entonces, en ese aspecto yo creo que la gente sí responde al llamado de del auxilio”, menciona Jorge, quien insiste en que la supervivencia en estos primeros días de emergencia ha estado ligada a la solidaridad de las poblaciones aledañas, aunque hay puntos a los que no se ha logrado acceder y personas que se menciona como no localizadas, sin que el ayuntamiento informado oficialmente al respecto.
“Ahí nací, allí crecí. Mi esposa es de una comunidad que se llama Chicontla, pertenece a Huehuetla. Mi hija mayor tiene 44 años, el más pequeño tiene 21 años. Llevamos toda nuestra vida ahí y lo que se perdió es el patrimonio que hemos hecho mi esposa y yo en todos estos años.
“Y aquí estamos recopilando víveres, ropa, agua, todo lo que nos traen, medicina también. No nos gusta lucrar con el dolor ajeno. Ahorita los vecinos, los paisanos, requieren del apoyo. Entonces nos juntamos aquí, no veníamos ni a hacer eso (cuando impactó el huracán), estábamos trabajando con una constructora y por eso estábamos aquí (en Pachuca)”, recalcó.
En total, eran nueve pobladores de Huehuetla trabajando en una constructora en Pachuca que ya no pudieron regresar, aunque Jorge precisa que algunos lo han intentado para reencontrarse con sus familias. Junto a ellos, se fueron sumando más huehuetlenses que estaban en la capital de Hidalgo: jóvenes estudiantes, empleados, docentes, ingenieros… hasta llegar a 22. Todos comenzaron con la colecta de víveres afuera del Palacio de Gobierno del estado y han pedido estos días un puente aéreo para llevar medicinas y alimentos a sus paisanos.
“Se ha juntado ropa, leche, zapatos; de todo un poco nos han traído y nosotros lo recibimos de corazón y les agradecemos a las personas que nos han hecho el favor de apoyar y decimos que Dios les bendiga y que Dios se los multiplique”, dice Jorge, mientras montan de nuevo la carpa en la Plaza Juárez.
Entre las comunidades incomunicadas parcial o totalmente en Huehuetla se encuentran Acuautla, La Esperanza, San Gregorio, San Ambrosio y Linda Vista I.
“La comunidad de Acuautla, prácticamente la mitad, también desapareció. Desapareció totalmente, se vino al cerro”, añade Guzmán Gómez, al tiempo que acota: “No sabemos sí ahí también hubo pérdidas humanas. No sabemos”, y retoma la mención de las cuatro posibles víctimas de las que se ha hablado en las últimas horas entre los pobladores que, desde Huehuetla, se han podido comunicar.
“Otros los conocen por tirolesa, nosotros los conocemos por cable para cruzar con carretillas, y en ese instante, justamente (habrían fallecido), pero digo, ahí no puedo asegurar”, insiste.
“Un vehículo de mi hijo igual quedó totalmente destruido, es un Corsa; todo destruido. Allí son pérdidas materiales, pero ya las pérdidas humanas duelen más, se siente más porque estás imaginando el dolor de las familias”, reflexionó el poblador, antes de volver a la colecta de víveres, a la espera de recibir un mensaje de su esposa, de que los caminos se abran para volver.
La tarde del lunes, la presidenta Claudia Sheinbaum arribó al aeropuerto Guillermo Villasana para conocer el reporte actualizado de afectaciones en Hidalgo. “No escatimamos ningún esfuerzo, ningún apoyo; estamos con la gente en territorio, no vamos a dejar a nadie desamparado”, dijo, tras no poder desplazarse vía aérea ayer y el domingo por las condiciones climatológicas. Las familias de las comunidades incomunicadas, mientras tanto, continúan a la espera de alimentos, medicinas, rescate y recuperación por todo lo que con los torrentes de Priscila y Raymond han perdido.
@axelchl