El Tren del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec sufrió un descarrilamiento en la Línea Z, a la altura de Nizanda, Oaxaca, con 241 pasajeros y nueve tripulantes a bordo. El incidente involucró dos locomotoras y cuatro vagones, lo que activó de inmediato protocolos de emergencia y la movilización de autoridades federales y estatales. La Secretaría de Marina Armada de México (Semar) informó que 13 personas perdieron la vida y 98 más resultaron lesionados, cinco de ellas de gravedad
La nueva censura: acusarte de terrorismo
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum insiste en que en México ya no existe censura ni persecución, los hechos contradicen ese discurso. Solo en una semana se registraron tres casos: en Puebla, el periodista Rodolfo Ruiz fue vinculado a proceso tras publicar investigaciones sobre corrupción; en Veracruz, el reportero Rafael León fue detenido y acusado de terrorismo sin pruebas claras; y en Michoacán, una ciudadana fue arrestada por publicaciones críticas en redes sociales, marcando un precedente alarmante
El Tren del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec sufrió un descarrilamiento en la Línea Z, a la altura de Nizanda, Oaxaca, con 241 pasajeros y nueve tripulantes a bordo. El incidente involucró dos locomotoras y cuatro vagones, lo que activó de inmediato protocolos de emergencia y la movilización de autoridades federales y estatales. La Secretaría de Marina Armada de México (Semar) informó que 13 personas perdieron la vida y 98 más resultaron lesionados, cinco de ellas de gravedad
POR JUAN ORTIZ / LUPA LEGISLATIVA
EMEEQUIS. La presidenta Claudia Sheinbaum, como antes López Obrador, insiste en que en México ya no se censura ni se persigue a nadie. Pero solo esta semana ocurrieron tres casos que contradicen ese discurso.
En Puebla, el periodista Rodolfo Ruiz fue vinculado a proceso. En Veracruz, el reportero Rafael León fue detenido. En Michoacán, por primera vez, una persona fue arrestada por “atentar contra el honor” de un funcionario en redes sociales.
Lo peor es que no son hechos aislados. Ha sido un patrón en este 2025. Una censura que llegó vía juzgados, fiscalías y leyes ambiguas. Una censura que se viste de legalidad.
TRES CASOS DE ESTA SEMANA
En Puebla, el periodista Rodolfo Ruiz, director del portal e-Consulta, fue vinculado a proceso por presuntas operaciones con recursos de procedencia ilícita.
El expediente no es nuevo. Se reactivó después de que el medio publicara investigaciones sobre corrupción en el gobierno estatal. No hay prisión, pero sí medidas cautelares, comparecencias periódicas y desgaste judicial. Es censura por asfixia legal.
En Veracruz, el reportero de nota roja Rafael León Segovia, conocido como Lafita, fue detenido por agentes ministeriales y militares. La Fiscalía le imputó delitos graves como terrorismo y ataques a la seguridad pública, sin explicar con claridad en qué hechos se sustentan. Aún así, el juez ordenó prisión preventiva oficiosa.
Organizaciones como Artículo 19 documentaron que el periodista cubría crimen organizado en Coatzacoalcos. El mensaje es que informar sobre violencia puede llevarte a la cárcel.
En Michoacán, por primera vez, una ciudadana fue detenida por publicaciones en redes sociales. Se le acusa de “ataques al honor” de un funcionario municipal en Facebook.
La Fiscalía rastreó perfiles digitales, solicitó orden de aprehensión y la ejecutó. El precedente es grave. Criticar a un servidor público en internet ya es delito.
LOS CASOS DEL AÑO
Lo ocurrido esta semana no es una excepción. Es la continuidad de lo que ya pasó durante todo 2025.
En Campeche, la gobernadora Layda Sansores llevó la censura a un nivel inédito. Un tribunal ordenó censura previa contra el periodista Jorge Luis González y el diario Tribuna. Cualquier texto que mencionara a la gobernadora debía ser enviado antes a revisión judicial. Además, la Fiscalía estatal exigió a un medio local entregar los nombres de reporteros y editores de notas críticas, bajo amenaza de sanciones. No fue una opinión. Fue una orden oficial.
En Puebla, el gobernador Alejandro Armenta impulsó reformas penales conocidas como Ley Censura, con figuras ambiguas como “ciberasedio”. Los delitos están mal definidos y permiten castigar publicaciones en redes. Al mismo tiempo, se abrió proceso penal contra Rodolfo Ruiz, director de e-Consulta, tras publicar investigaciones sobre corrupción.
En Tamaulipas, la ahora presidenta del Poder Judicial, Tania Contreras, denunció al periodista Héctor de Mauleón por violencia política de género después de una columna donde se mencionaban posibles vínculos familiares con redes de huachicol. La autoridad electoral ordenó bajar la columna y después impuso censura previa. De Mauleón no podía volver a escribir sobre ella sin autorización judicial.
En Guerrero, la alcaldesa de Acapulco Abelina López denunció al portal Acapulco Trends. El tribunal ordenó disculpas públicas diarias durante 15 días, cursos obligatorios, multas y el registro del periodista como agresor de género. Todo por publicaciones críticas sobre su gestión. El castigo fue ejemplarizante. No buscaba reparar daño. Buscaba humillar.
Y está el caso Dato Protegido. Una ciudadana común, Karla Estrella, fue sancionada por un tuit donde cuestionó nepotismo político. Un tribunal la obligó a publicar disculpas durante 30 días, con un texto dictado por la autoridad, y la inscribió en un registro de sancionados. No era periodista. No era candidata. Era una ciudadana opinando.
LA NUEVA CENSURA
La censura en México ya no necesita cierres de redacciones. Usa el aparato legal. Demandas. Medidas cautelares. Registros de sancionados. Delitos mal definidos.
Según Artículo 19, el acoso judicial contra periodistas alcanzó su máximo histórico en 2025. Casi la mitad de los casos se basan en acusaciones de violencia política de género. Una ley creada para proteger derechos se está usando para silenciar críticas.
Pensar que esto solo le pasa a periodistas es un error. La censura alcanzará al resto de la gente. Hoy es un reportero. Ayer fue una tuitera. Mañana puede ser un joven que marche por vivienda, por trabajo digno o por seguridad.
Si el poder usa la ley para castigar la libertad de expresión, nadie está fuera de riesgo.
LO QUE ESTÁ EN JUEGO
México no es Nicaragua ni Venezuela. Pero avanza por una pendiente peligrosa. No se calla con balas. Se calla con expedientes. No se prohíbe hablar. Se castiga por hablar.
La censura en 2025 por la vía legal ya es una práctica en expansión. Y cuando se normaliza, difícilmente daremos marcha atrás.
@Juan_OrtizMX
