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3I/ATLAS: el cometa que hechizó al mundo en 2025
Gracias a las teorías de Avi Loeb, por momentos la humanidad llegó a pensar que el cometa 3I/ATLAS era una nave espacial. Las imágenes de la NASA y otras agencias espaciales lo captaron como un cometa raro pero normal, aunque no vislumbraron su núcleo.
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Imagen en falso color de 3I/ATLAS el 12 de diciembre de 2025 tomada por el instrumento WFC3 UVIS (F350LP) del telescopio espacial Hubble. (Crédito de la imagen: NASA/ESA/STScI. Procesamiento del filtro: Toni Scarmato / Publicada en Medium el 30 de diciembre)
EMEEQUIS.– Proveniente de la constelación de Sagitario, el cometa 3I/ATLAS hechizó al mundo en 2025 por sus extrañas características, que se fueron revelando conforme pasaba por el Sistema Solar: un tamaño de cinco kilómetros, anticola en dirección al Sol y emanaciones de níquel sin hierro, entre otras.
Fue descubierto el 1 de julio desde Chile y, por su trayectoria hiperbólica (no supeditada al Sol), fue catalogado como el tercer objeto interestelar descubierto por la humanidad. Los otros dos son Oumuamua (2017) y Borisov (2019).
Lo bautizaron como 3I por ser el tercer objeto interestelar descubierto por la humanidad, debido a que ahora se cuentan con los instrumentos para hacerlo, aunque quizá haya habido muchos más. El acrónimo ATLAS es del inglés “Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System” (Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides), un proyecto de astronomía internacional.
Su aproximación alineada con varios planetas de nuestra vecindad hizo suponer a Avi Loeb, astrofísico de Harvard, que podría tener un origen artificial ¿una nave errante de una civilización extinta? Sus teorías levantaron cejas de científicos del establishment y despertaron la imaginación de millones de personas alrededor del mundo.
Otros científicos, como Brian Cox, rechazaron las elucubraciones de Loeb y plantearon que simplemente se trataba de un cometa raro, no un objeto inteligente. Su rareza, explicaron, se debe sencillamente a que viene de otra región de la Vía Láctea, tal vez más antigua que nuestro Sistema Solar.
“Lo raro sería que no fuera raro”, expresó a EMEEQUIS el astrónomo de la UNAM, Javier Ballesteros.

Mientras tanto, Avi Loeb se volvió un rockstar. Apariciones en el podcast de Joe Rogan y decenas de entrevistas con youtubers cimentaron su imagen como el divulgador científico de moda, mientras la NASA y otras agencias espaciales contribuían al misterio con su tardanza en dar a conocer imágenes del lejano visitante.
NASA: LA GRAN DECEPCIÓN
Loeb construyó una expectativa alrededor del paso de 3I/ATLAS cerca de Marte el 2 de octubre pasado, donde está orbitando la nave Reconnoissance equipada con la cámara HiRise de alta resolución.
El cierre de gobierno de Estados Unidos ocurrió un día antes y eso ralentizó el procesamiento de las imágenes, con su dosis de teorías de la conspiración acerca de un posible ocultamiento.
El hecho de que Sean Duffy, en ese momento jefe actuante de la NASA, respondiera primero a Kim Kardashian sus dudas sobre el cometa antes que a Avi Loeb enfocó la frustración generalizada contra el también secretario de Transporte.
Duffy abandonó el sillón días después para dar paso a Jared Isaacman, quien había permanecido largos meses en la caja de bateo principalmente por dudas del presidente Donald Trump acerca de su lealtad.
Luego de mes y medio de espera, el 19 de noviembre, las fotos de la NASA decepcionaron a científicos y aficionados en redes sociales, en especial las de la cámara HiRise, que tiene una capacidad de abarcar 30 kilómetros en cada pixel.
La decepción mundial fue expresada incluso en memes que ridiculizaron la imagen borrosa de la NASA comparándola con una foto de una lámpara en una noche nublada.

Las fotos, tomadas entre el 2 y 3 de octubre, cuando el cometa pasó más cerca de Marte (30 millones de kilómetros) mostraron al cometa principalmente como un punto luminoso brillante con un halo difuso de gas y polvo (coma) y, en algunas tomas, una cola tenue y elongada como una “mancha borrosa”.
“La imagen de la cámara HiRise a bordo del Mars Reconnaissance Orbiter debería haber sido la más nítida de las que teníamos, pero sólo muestra una mancha de luz borrosa”, señaló Avi Loeb sobre las fotos liberadas aquel miércoles por la NASA.
Sus teorías comenzaron a perder momentum y la gente comenzó a retomar su vida cotidiana: guerras, carestía, inseguridad, escándalos del showbiz y la política.
Javier Ballesteros, astrónomo de la UNAM, no estaba entre los que esperaban grandes cosas de las fotos del cometa 3I/ATLAS reveladas por la NASA, por lo que no fue uno de los millones decepcionados.
Aunque se desmarcó de las teorías de Avi Loeb, consideró en una entrevista con EMEEQUIS que la NASA debió tomar en serio sus teorías y desmontarlas punto por punto, no pretender como si no existiera en la conferencia donde dieron a conocer las imágenes de HiRise.
Según Ballesteros, la mayoría de las anomalías de Loeb son explicables por medio de la ciencia conocida, entre ellas, la emisión de níquel sin hierro, porque el punto de sublimación del segundo se alcanza a altas temperaturas.
Ballesteros explicó que las imágenes borrosas del orbitador no mostraron hallazgos contundentes debido a la gran distancia entre el observador y el objeto (aproximadamente 30 millones de kilómetros).
Aclaró que aunque los instrumentos del orbitador Mars Reconnaissance pueden resolver detalles de la superficie de Marte desde una altura de 200 kilómetros, esta resolución es muy diferente a la de un objeto de 5 kilómetros de tamaño a esa distancia astronómica de 30 millones de kilómetros.
Consideró que los resultados de la NASA eran esperados, ya que la resolución del orbitador no permitiría observar detalles significativos de un objeto tan lejano.
La NASA intentó aterrizar su explicación: “Comparar 3I/ATLAS con otros cometas es como comparar cafés de diferentes regiones. Sigue siendo café, pero con sutiles diferencias de sabor. Estudiar estas diferencias nos ayudará a aprender sobre sistemas planetarios distintos del nuestro”.
El astrónomo de la UNAM coincidió: “lo raro sería que no fuera raro”.
En otra charla Ballesteros habló sobre el observatorio Vera Rubin. El hecho de que sea escéptico no significa que no se emocione con todo lo que hay detrás de 3I/ATLAS.
Aseguró que gracias a los avances tecnológicos vamos a empezar a ver decenas de objetos interestelares que siempre han pasado por nuestro barrio pero hasta ahora los empezamos a detectar.
“Es una nueva época y van a empezar a aparecer un montón. Con el Vera Rubin vamos a empezar a detectar. Este observatorio está en Chile. Es un observatorio que va a hacer, digamos, la primera película del universo”.
Lo curioso es que este observatorio por un momento se pensó instalar en la Sierra de San Pedro Mártir (Baja California) en México pero por motivos de escritorio no se concretó, además de que Chile brindó todas las facilidades, incluso diplomáticas, recordó Ballesteros.
Vera Rubin le subirá el vértigo a estos temas: “El Vera Rubin está diseñado para detectar objetos que cambian rápido en el tiempo. Va a estar escaneando todo el cielo cada tres noches. Todo. Todo lo que se puede ver en la noche, porque hay una parte que está de día y no la ves. En ese momento la ves seis meses después. Pero entonces, todo lo que ves de noche, lo ves cambiar cada tres días y el chiste entonces es poder detectar objetos transientes, es decir, los objetos que cambian rápidamente”, explicó Ballesteros a este medio.
¿QUÉ SIGUE?
Aunque siguen surgiendo imágenes del cometa, todavía ninguna ha revelado con detalle su núcleo y parece que ninguna lo hará.
La comunidad científica está frente a la gira del adiós del lejano visitante con una lección aprendida: necesitamos mejores cámaras.
El 19 de diciembre todavía hubo alguna esperanza de obtener mejores fotos cuando pasó “cerca” de la Tierra, pero la verdad es que ese “cerca” estaba a 270 millones de kilómetros y tampoco hubo ese close up tan esperado.
Mientras tanto, el extraño cometa sigue su trayectoria dentro de los márgenes calculados por la ciencia y el 16 de marzo pasará a 54 millones de kilómetros de Júpiter, una distancia casi idéntica al radio de Hill de Júpiter, el límite donde la gravedad del planeta domina.
El astrofísico Avi Loeb destacó esta coincidencia como otra de sus anomalías extremadamente improbables, sugiriendo que el objeto podría liberar tecnología en forma de sondas.
Sin embargo, el consenso científico es que es un cometa, con una rareza inherente a su lejano origen. Una vez que salude a Júpiter en marzo dirá adiós para siempre sin revelar sus secretos, debido a su trayectoria hiperbólica y su origen interestelar.
LOS COMETAS QUE VIENEN
Hacia el futuro, Loeb propone tener mejores instrumentos para captar estos objetos, que comenzarán a ser habituales debido a las mejoras tecnológicas y la irrupción del observatorio Vera Rubin en Chile, del que sugiere construir un gemelo en el hemisferio norte, como apunta en un reciente artículo en Medium.
Como segunda capa de observación Loeb propone un interferómetro óptico de 100 metros de longitud en la Luna, donde no hay turbulencia atmosférica que altere el frente de onda de la luz para alcanzar la resolución angular necesaria.
La tercera capa, dice Loeb, sería una misión espacial interceptora que podría aterrizar en una roca natural de interés para buscar entre sus materiales los componentes básicos de la vida o mitigar una posible amenaza a la humanidad, en caso de que el objeto sea un artefacto tecnológico.
En ese artículo, Loeb todavía lanza una tímida defensa de sus teorías, ya sin el hype mundial que se encendía cada vez que hablaba: “Si se trata de un cometa natural, el chorro anticola no debería incluir gas en movimiento a una distancia mayor de 5,000 kilómetros del núcleo”. Según los cálculos más recientes se extiende por más de 500 mil kilómetros.
¿Y sin embargo se mueve?
@AnayaSeconds
