Autoridades informaron de la balacera de ayer por el caso de Sandra Domínguez, pero no dijeron si la encontraron o si tienen pistas de su paradero. Su madre exige respuestas.
Todavía no nos levantamos de Otis y John ya nos volvió a tirar
“Muchos negocios estaban apenas reconstruyéndose y ahora todo volvió a derrumbarse”, dice Ana Gil, quien vive con la angustia de que una barda de su casa se derrumbe.
Autoridades informaron de la balacera de ayer por el caso de Sandra Domínguez, pero no dijeron si la encontraron o si tienen pistas de su paradero. Su madre exige respuestas.
Colonias en la periferia de Acapulco continúan bajo el lodo. Foto: Carlos Alberto Carbajal / Cuartoscuro.com.
EMEEQUIS.– Acapulco ha sido azotado por dos huracanes en menos de un año, dejando al puerto sumido en una crisis que parece interminable. Aunque inicialmente ni Otis ni John parecían representar una gran amenaza, ambos terminaron devastando varias localidades de Guerrero, con consecuencias fatales y daños incalculables.
Otis llegó a México el 25 de octubre de 2023, y apenas unos meses después, el 23 de septiembre, John hizo lo propio. Aunque ambos fenómenos meteorológicos ocurrieron de manera diferente, los dos dejaron un rastro de destrucción, tragedia y muerte.
Para muchos, la situación en Guerrero se ha vuelto insoportable, pues no solo han perdido sus bienes, sino también a sus seres queridos y alertan que los apoyos proporcionados por el gobierno no serán suficientes para levantar Acapulco.
Ana Gil es una de las muchas afectadas. En entrevista para EMEEQUIS, menciona que durante el paso de Otis, perdió a su hermano, José Ángel Gil y, ahora, con John, al igual de que varios vecinos, teme que una de las bardas de su casa colapse debido a los deslaves que se han dado en la región.
En redes sociales, Abelina López Rodriguez, presidenta municipal de Acapulco, también ha señalado el problema de los deslaves. La colonia Los manantiales, es uno de “los muchos sitios afectados por los múltiples deslaves que se presentaron en nuestra ciudad a consecuencia de las torrenciales lluvias de John”.
Al igual que la colonia La Libertad, que “fue una de las más afectadas durante el paso de John por Acapulco, las condiciones en las partes altas de la ciudad, tras las últimas contingencias que hemos vivido, nos dejaron una gran cantidad de deslaves y uno de los más severos fue en este sitio (…)sigue siendo un sitio muy peligroso”.
Para Ana, la pérdida de su hermano no fue el único golpe. Apenas ha pasado menos de un año desde que lo enterró, y ahora John se ha llevado el techo de su cocina. “Hicimos lo que pudimos con lo poco que nos dieron para reconstruir, pero este último huracán se llevó todo de nuevo”, comenta con resignación.
La lenta respuesta de las autoridades y la falta de apoyo hacen que el futuro para Acapulco se vea incierto. “La ayuda está llegando muy lento. Cuando fue Otis, vinieron con maquinaria y apoyo, pero ahora todo va más despacio. Muchos negocios estaban apenas reconstruyéndose y ahora todo volvió a derrumbarse”.
LAS ESCUELAS AÚN NO ESTÁN LISTAS
Además añade que la basura y la falta de agua sigue siendo un problema desde Otis. “El agua sigue siendo un problema. Hay zonas que no tienen agua desde antes de Otis, y ahora con John todo empeoró. La mayoría de las escuelas apenas comenzaron a ser reconstruidas, y ahora están peor que antes”.
Explica que las escuelas aún no estaban reconstruidas y cuando llegó John terminó de tirar lo que aún estaba en pie. El problema se agrave debido a que el pasado 14 de octubre iniciaron clases y las aulas aún no eran habitables. Incluso la secretaría de educación en Guerrero proporcionó un número telefónico para que los directores de las escuelas informarán sobre daños estructurales. El problema es que el reporte se realizaba el mismo día que los alumnos ingresaban a clases.
Los padres de familia tienen que ir a limpiar las escuelas porque no hay personal suficiente. “Nos piden que llevemos nuestras propias cubetas y utensilios de casa para ayudar a restablecer las clases, pero ¿cómo vamos a hacerlo si no tenemos ni agua?”, pregunta Ana, visiblemente frustrada
En redes sociales otras zonas de Guerrero también reportan tener problemas estructurales que no han sido atendidos:
SIN CENSO Y SIN APOYO
Ana se muestra profundamente molesta al recordar que, a pesar de las promesas del gobierno, esta vez no la quisieron censar debido a que el equipo de censo ya había pasado por su colonia y ella no se encontraba presente:
“Vi que pasaron los del censo por mi casa cuando fui al mercado. Me dijeron que ya no podía regresar porque no tenían permiso. Parecen ajenos a lo que está pasando aquí, como si no les importe. Nos prometen ayuda, pero cuando llega es insuficiente”.
En Otis, mencionar que pasó por algo parecido, cuando su familia estaba buscando el cuerpo de su hermano: “Dijeron que me estaban buscando, pero nunca me llamaron, nunca me convocaron a una reunión, nada. Nosotros mismos tuvimos que andar buscando a mi hermano por hospitales, hasta que lo encontramos”, relata Ana con indignación. “El gobierno lo único que dio fue una caja color rosa para enterrarlo. ¡Era una burla!” Añade que la familia tuvo que realizar gastos extra para comprar un ataúd porque la “caja parecía de juguete. No era un animal, era un ser humano”.
Ana también menciona que Acapulco continúa sumido en la tristeza: “Se siente triste, muy triste. No es solo que la ciudad está destruida, es que las personas han perdido mucho, y parece que no hay esperanza de que las cosas mejoren pronto. Y con cada nuevo temblor o deslave, el miedo regresa. Nos prometen apoyo, pero no llega. Muchos ya están pensando en irse de Acapulco y yo no los culparía”.
@MarRome259