Autoridades informaron de la balacera de ayer por el caso de Sandra Domínguez, pero no dijeron si la encontraron o si tienen pistas de su paradero. Su madre exige respuestas.
Trump, los polleros y los paisanos
Estamos en las vísperas de lo que puede ser una catástrofe humanitaria por las deportaciones, porque Trump también quiere que México se convierta en tercer país seguro.
Autoridades informaron de la balacera de ayer por el caso de Sandra Domínguez, pero no dijeron si la encontraron o si tienen pistas de su paradero. Su madre exige respuestas.
Las deportaciones que se avecinan. Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– En la ingenuidad está la penitencia. A los que todavía creen que Donald Trump no desatará una deportación de paisanos de grandes proporciones, les pasará como a los que creyeron que López Obrador no cancelaría el Aeropuerto de Texcoco, cuando eso solo fue el inicio de lo que, ahora se puede señalar con claridad, consistió en el proceso de destrucción institucional más profundo desde la Revolución Mexicana.
El error de apreciación proviene de tratar de enmarcar a Trump, o a López Obrador, en el cuadrante de la democracia liberal, donde aplican diversos controles al ejercicio del poder.
Eso en México ya no existe o, si prevalece, es en cuotas mínimas, acaso las que provienen todavía de algunos jueces y magistrados.
En Estados Unidos las instituciones son más sólidas, pero la fuerza con que cuenta Trump en el legislativo e inclusive en la Suprema Corte, no auguran nada bueno.
Estamos en las vísperas de lo que puede ser una catástrofe humanitaria, porque Trump también quiere que México se convierta en tercer país seguro.
Ya lo es, de alguna forma, porque esto se aceptó, aunque no se admita, en el momento en que Trump también amenazó con imponer aranceles y obtuvo, de pilón, el despliegue de la Guardia Nacional para contener a las personas migrantes en la frontera sur.
El problema es que Trump no aceptará menos de lo que ya tiene y no es poco.
Por otro lado, el retorno de mexicanos puede ser un golpe fuerte para la economía, ya que muchos de ellos son los que hacen la diferencia, apoyando a sus familias.
Un dato. De acuerdo con el Coneval, de los 437 municipios donde no se reciben remesas desde Estados Unidos, 397 tienen un índice de pobreza del 50%.
Es decir, si los apoyos dejan de llegar, estas cifras aumentarán y complicarán todavía más a las finanzas públicas, porque los que regresarán requerirán de servicios, como salud, seguridad y educación y, por supuesto, trabajo.
Aunado a ello, se necesita de una política migratoria adecuada, que no solo sea reactiva a las exigencias de Washington, sino que se estructure a partir de los intereses y de la vocación de nuestro país.
Se tienen que desarticular las redes que fomentan y alientan la migración ilegal.
Hace unos días, Francisco Garduño, todavía titular de Migración, acusó al padre Alejandro Solalinde de ser “un pollero de Dios”.
Garduño, en las vísperas de su retiro, y con un proceso judicial en curso, sí dio al grano al denunciar las hipocresías de quienes se dicen defensores de las personas migrantes cuando en realidad no los son y Solalinde es un ejemplo de esas dobleces.
Otros son los que montan las caravanas hacia la frontera con Estados Unidos, engañando a quienes están buscando una mejor oportunidad de vida y dándole pretextos a quienes invocan una supuesta como incontrolable invasión extranjera en Estados Unidos.
Es una cofradía, en efecto, de polleros disfrazados de activistas, de traficantes y de apostadores para la obtención de beneficios, de toda índole, en el mar revuelto.
El tema es que las contradicciones, entre quienes pugnan por una migración segura y los que ayudan o cobijan las irregularidades, se encuentran en los diversos grupos del gobierno y en sus apoyos.
Garduño no dejó dudas, en lo que ya es su despedida del INM, al señalar que muchos de quienes critican las acciones del gobierno “no conocen la migración, fundamentalmente son organizaciones de derechos humanos, de migración que han vivido de eso y me atrevo a decir que el propio padre Solalinde es el pollero de Dios, nada más con eso, ¿imagínense por qué? Porque promueven las caravanas, lamentan el trato que se les da, pero no hacen nada para tratar de resolver su problema”.
@jandradej