Autoridades informaron de la balacera de ayer por el caso de Sandra Domínguez, pero no dijeron si la encontraron o si tienen pistas de su paradero. Su madre exige respuestas.
Trump, la guerra del fentanilo
En EU perciben que México no hace lo suficiente para combatir el fentanilo y por eso evalúan el uso de drones, fuerzas especiales o desplazamiento militar.
Autoridades informaron de la balacera de ayer por el caso de Sandra Domínguez, pero no dijeron si la encontraron o si tienen pistas de su paradero. Su madre exige respuestas.
¿México debe prepararse para una invasión? Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Es una carrera contra el tiempo. En Estados Unidos existe la percepción de que en México no se hace lo suficiente para contener la entrada de fentanilo.
¿Es correcto el señalamiento? No lo es, o no del todo, pero la percepción manda y esta quedó atada a un error estratégico del gobierno de López Obrador: el discurso de los abrazos y no balazos.
La frase tuvo éxito entre la clientela morenista y significó una coartada para no asumir responsabilidades en el combate al crimen organizado y para cargarle las tintas a los gobiernos anteriores en lo que respecta a la violencia.
Se estableció que se trabajaría en revertir las condiciones sociales que propician las oleadas delictivas y en evitar los enfrentamientos, porque “la violencia genera violencia”.
Lo que ocurrió es que no variaron las condiciones sociales y se llegó a los índices más altos de homicidios dolosos en la historia.
Por eso, la disociación entre discurso y realidad tuvo un efecto funesto en Estados Unidos, ya que ahí las arengas y distorsiones de las conferencias mañaneras no tuvieron impacto alguno y no se implementó una política de comunicación y relaciones públicas que funcionara para reducir las inquietudes de lo que se veía como una claudicación.
A México lo catalogaron como un vecino que permite la llegada de migrantes y en donde las autoridades no tienen el control territorial.
De ahí que no sea extraño que otro factor que enturbió el ambiente haya consistido en la negativa de aceptar que en algunas regiones se procesan los precursores químicos para la fabricación del fentanilo.
Se trató de negar la evidencia y de desviar la atención de modo absurdo, hasta que esto se hizo insostenible y el 24 de marzo de 2024, el entonces presidente López Obrador, a regañadientes y de modo confuso admitió que “lo cierto es que, en México, en algunos lugares se ha decomisado fentanilo, muy poco elaborado en México, pero sí hay componentes de fentanilo, los llamados precursores químicos que llevan a que se elabore el fentanilo”.
Un aspecto más que delicado, porque los productos químicos llegan de China al puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, donde ingresan con esquemas de contrabando técnico y en los que las redes de complicidad son amplias.
Esto, lo que ha propiciado, es el aumento de la elaboración de drogas de diseño, las que fueron desplazando a la cocaína y a la mariguana.
Entre 2019 y 2023 se decomisaron, sobre todo por el Ejército, miles de precursores químicos del fentanilo. Entre 2019 y 2021, se aseguraron 635 laboratorios de drogas sintéticas.
En su momento, la directora de la DEA, Anne Milgram, dijo que la agencia estaba “muy preocupada por los laboratorios clandestinos en todo México”, añadiendo que “prácticamente todo” el fentanilo incautado en Estados Unidos se produce allí, según Reuters.
La porosidad de las aduanas no se ha logrado contrarrestar y ello también es visto, desde Washington, como un factor de debilidad institucional.
Sí, la administración de López Obrador debió desplegar un trabajo específico con los grandes medios de comunicación al norte del Río Bravo y con sectores específicos de sus empresarios, intelectuales y políticos.
Ahora todo es contrarreloj. Por eso en el equipo de Donald Trump están evaluando, de acuerdo con la revista Rolling Stone, acciones concretas contra los narcotraficantes en territorio mexicano.
Uso de drones, fuerzas especiales o desplazamiento militar, en un abanico de opciones que suenan complejas, pero que están sobre la mesa y que responderían a una pregunta: “¿qué tanto debemos invadir?”.
El fin de semana se reunieron en Florida, el presidente electo Donald Trump y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, donde uno de los temas tratados fue el de cómo contrarrestar los daños que produce el fentanilo.
Viene una guerra, su intensidad y modo, dependerá de lo que se haga o deje de hacer en México y se explique de la manera adecuada.
@jandradej