Luego de que la Cámara de Representantes aprobara con sólo un voto en contra liberar los archivos de Epstein, el Senado también también dio luz verde por unanimidad. Sólo falta la firma de Trump.
México no cambiará si seguimos atacando a quien piensa distinto
Tras mi mensaje sobre la marcha del 15 de noviembre, sé que vendrá una embestida política, pero no pienso moverme de mis convicciones. Creo firmemente que México no cambiará mientras sigamos atacando a quien piensa distinto. La paz se construye con respeto, coherencia y la capacidad de escucharnos, incluso en el desacuerdo.
Luego de que la Cámara de Representantes aprobara con sólo un voto en contra liberar los archivos de Epstein, el Senado también también dio luz verde por unanimidad. Sólo falta la firma de Trump.
POR ALBERTO CAPELLA
EMEEQUIS.- El pasado domingo compartí mi narrativa sobre la marcha del 15 de noviembre. Fue un acto espontáneo, respetuoso, nacido de la emoción y del profundo deseo de aportar a la construcción de un México en paz. Detrás de ese mensaje no hubo ningún grupo político ni una intención destructiva. Al contrario, fue la voz honesta de un ciudadano que ha estado del lado de las víctimas, de la sociedad y también de los propios policías. Aunque me honra y me motiva, jamás imaginé que esa narrativa daría la vuelta al país.
Pero desde anoche me informan que se prepara una embestida de quienes no piensan como yo, con la acostumbrada furia política del sistema. Lo lamento profundamente y no me queda otra que esperar con serenidad y temple. Con la convicción de que cada ataque sólo reforzará mi energía para seguir aportando a un país mejor, un país justo, un país que también es de mis hijos. He estado bajo el fuego de las balas criminales como activista ciudadano y como servidor público.
Gracias a la divinidad en la que creo, aquí sigo. Y si algo he aprendido es que las balas del crimen, por brutales que sean, al menos llegan de frente. Las balas políticas, en cambio, son traicioneras: nunca se muestran, nunca se adjudican, nunca dan la cara. Aun así, no me van a mover de mis convicciones. Como me decía mi querido don Julio Scherer García, que en paz descanse: “Preocúpese porque hablen de usted, don Alberto, aunque sea bien”.
Podrán destruirme a mí, pero no cambiarán la crítica realidad del país, ni la veracidad de muchos de mis argumentos. México no va a cambiar sus graves problemas, especialmente esta violencia que diariamente le arrebata la vida a decenas de personas, si seguimos violentando a quienes piensan distinto.
Y tampoco quienes pensamos distinto vamos a lograr que las y los tomadores de decisiones nos escuchen si los insultamos, si adjetivizamos su imagen, su inteligencia o su personalidad. La paz no se construye sólo con argumentos; la paz se construye también con actitudes, con coherencia, con respeto, con la capacidad de escuchar y de exigir sin destruir, sin deshumanizar al otro, incluso cuando discrepamos profundamente.
Podemos ser firmes sin ser violentos; podemos ser críticos sin ser destructores; podemos ser oposición sin convertirnos en enemigos. Ese es el camino que México necesita: un país que se atreva por fin a reconciliarse consigo mismo. Presidenta Claudia Sheinbaum tiene por delante cinco fabulosos años para construir una historia real de cambio.
Convoquemos a todas y todos: a quienes coinciden y a quienes diferimos con su manera de ver las cosas. Todas y todos somos mexicanos. Ahí estaremos juntos, vitoreando, festejando y también sufriendo el año que entra con la selección nacional, como lo hacemos siempre, sin colores partidistas. Los enormes retos de México obligan a esa unidad. No habrá forma de salir adelante si seguimos tan divididos, se lo garantizo. Estar unidos es la única forma, verdaderamente la única, en que vamos a avanzar como país. Que así sea. Muchas gracias.
@kpya
Alberto Capella, orgullosamente mexicano y bajacaliforniano, es consultor, comentarista y articulista en temas de seguridad. Fue agente de la ley y desempeñó cargos como Comisionado de Policía de Tijuana y Secretario de Seguridad Pública del municipio, desde donde impulsó reformas y estrategias contra el crimen organizado.
