El presidente de Ucrania recibe respaldo de líderes occidentales tras el diferendo con Trump mientras en redes sociales le reclaman sus gestos irrespetuosos. El primer ministro británico Keir Starmer lo recibe con brazos abiertos.
Donald Trump en la puerta de la Casa Blanca
El ataque será un pivote para Donald Trump y un obstáculo más para el presidente Joe Biden, quien va en caída en las encuestas desde su desafortunada participación en el debate de CNN.
El presidente de Ucrania recibe respaldo de líderes occidentales tras el diferendo con Trump mientras en redes sociales le reclaman sus gestos irrespetuosos. El primer ministro británico Keir Starmer lo recibe con brazos abiertos.
El ataque y su peso en la campaña. Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– A una distancia de 200 metros, Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años, teniendo en la mira a Donald Trump, apretó el gatillo del fusil AR-15 y falló, apenas por milímetros, en su intento de matar a quien con toda probabilidad será de nueva cuenta presidente de los Estados Unidos.
Trump resultó herido en una oreja, producto del rozón de la bala. Crooks murió abatido por agentes del Servicio Secreto.
Los motivos del atacante son inciertos. Con 20 años, Crooks se destacó como un alumno de excelencia. Estaba registrado como elector de los republicanos y en noviembre sería la primera vez en que ejercería su derecho al voto.
Lo más probable es que sea un lobo solitario, aunque habrá que esperar a las indagatorias del FBI.
La imagen del virtual candidato de Republicano con sangre en el rostro y el puño en alto es toda una estampa para catapultar su campaña.
Es un elemento potente que inclusive semeja al monumento de Iwo Jima en Arlington, Virginia, erigido en homenaje a integrantes del Cuerpo de Marines muertos en servicio desde 1775.
La conmoción es evidente. En 1981, Ronald Reagan, entonces presidente, fue atacado en Washington, por John Hinckley, un tipo que fue diagnosticado como demente.
Reagan salvó la vida, porque lo hirió una bala en el pecho, pero fue de rebote, por lo que no causó daños fatales.
Desde aquellos hechos, la violencia política no alcanzaba a la cúspide del poder.
Trump, aunque no fuera el favorito de la contienda, es expresidente y cuenta con la custodia permanente del Servicio Secreto, corporación que será puesta a examen para evaluar si no existieron fallas en el esquema de seguridad.
Butler, una pequeña ciudad de 15 mil habitantes, en Pensilvania, quedará marcada porque confirma la violencia que subyace en la sociedad norteamericana, pero también al establecer que la tarde del sábado 13 de julio, terminó una carrera por la presidencia que todavía no inicia.
Esto es así, porque el ataque será un pivote para Trump y un obstáculo más para el presidente Joe Biden, quien va en caída en las encuestas desde su desafortunada participación en el debate de CNN.
Según la plataforma Metaculus, las probabilidades de triunfo del magnate rondan entre el 63 y 72%.
Tendría que ocurrir un terremoto de carácter político para que esto se modifique en los próximos cuatro meses, algo que parece muy difícil y que en todo caso tendrá que provenir de estrategias de precisión.
Esto son noticias terribles para el partido Demócrata, que además está sumido en un debate sobre la pertinencia de mantener las aspiraciones de Biden para la reelección, o dar un viraje antes de que sea demasiado tarde.
Biden es un político prudente y su experiencia es importante para momentos como los que se viven, pero por desgracia la percepción que impera es la de un hombre viejo que quizá ya no está en condiciones de dirigir los destinos del país más poderoso de la tierra.
El ataque contra Trump coloca elementos quizá irreversibles y modelan un escenario favorable para el objetivo de triunfo electoral del republicano.
Trump lo sabe y les dijo a sus seguidores: “sólo Dios evitó que se produjera lo impensable.” Un elemento retórico y eficaz para franjas de la población que creen en el destino manifiesto.
A ello habrá que sumar las simpatías que generará ser sobreviviente y apuntalar así el relato de su lucha por “hacer a América grande otra vez”.
Todas las fuerzas políticas condenaron el ataque contra Trump, pero la unidad en torno a un proceso que evite que la polarización se profundice parece más lejano que nunca.
Después de todo, todavía está presente la irrupción de partidarios de Trump, en el Capitolio, tratando de impedir la llegada de Biden a la Casa Blanca, y las diferencias en el terreno político suelen ser categóricas.
@jandradej