Entre los nombres que ya comienzan a circular para suceder al pontífice argentino, destacan dos mexicanos: José Francisco Robles Ortega y Carlos Aguiar Retes.
¿Un Papa mexicano? Robles y Aguiar, entre las posibilidades… aunque lejanas
Entre los nombres que ya comienzan a circular para suceder al pontífice argentino, destacan dos mexicanos: José Francisco Robles Ortega y Carlos Aguiar Retes.
Entre los nombres que ya comienzan a circular para suceder al pontífice argentino, destacan dos mexicanos: José Francisco Robles Ortega y Carlos Aguiar Retes.
En Ciudad Juárez aún se recuerda la visita del Papa Francisco del 17 de febrero de 2016, en donde congregó a más de 200 mil personas que acudieron a la misa que ofreció a orillas del rRo Bravo, donde dijo: “Construyan puentes, no muros”. Foto: Carlos Sánchez Colunga / Cuartoscuro.com.
EMEEQUIS.– Tras el fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años de edad, la Iglesia Católica entra en un nuevo cónclave que podría definir el rumbo de más de mil millones de fieles en todo el mundo.
Entre los nombres que ya comienzan a circular para suceder al pontífice argentino, destacan dos mexicanos: José Francisco Robles Ortega y Carlos Aguiar Retes. Sin embargo, especialistas advierten que sus posibilidades reales de ocupar el trono de San Pedro son reducidas.
DOS MEXICANOS EN LA CONVERSACIÓN
Francisco Robles Ortega, actual arzobispo de Guadalajara, ha recorrido un largo camino dentro de la jerarquía eclesiástica. Ordenado sacerdote en 1976, ha sido obispo auxiliar de Toluca, obispo titular de esa diócesis, arzobispo de Monterrey y desde 2012, arzobispo de Guadalajara. Fue creado cardenal en 2007 por el Papa Benedicto XVI.
Por su parte, Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México desde 2018, también tiene una destacada trayectoria. Fue obispo de Texcoco, arzobispo de Tlalnepantla, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y en 2016 fue elevado al rango de cardenal por el Papa Francisco.
A pesar de estos sólidos currículums, voces como la del especialista Bernardo Barranco coinciden en que sus posibilidades son limitadas. Barranco señala que Aguiar, por ejemplo, “ha hecho poco o muy poco en la Arquidiócesis de México” como para aspirar a la silla de Pedro. No descarta, eso sí, que tras su retiro pueda obtener un cargo en el Vaticano, aunque no como Papa.
OTROS NOMBRES CON MÁS FUERZA
Mientras que los nombres mexicanos generan cierto entusiasmo local, la realidad del cónclave apunta hacia figuras con mayor peso internacional y perfiles más visibles en los últimos años.
Uno de los nombres más mencionados es el del italiano Pietro Parolin, actual Secretario de Estado del Vaticano. Su cercanía con el Papa Francisco y su papel clave en la diplomacia vaticana lo colocan como uno de los favoritos.
También suena fuerte Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, quien ha destacado por su labor en diálogo interreligioso y mediación de conflictos. Su perfil progresista y dialogante podría continuar con el legado aperturista de Francisco.
Desde Asia, el cardenal Luis Antonio Tagle, de Filipinas, es considerado por muchos como el heredero natural del enfoque pastoral y social de Francisco. Su carisma y cercanía con la gente lo posicionan como uno de los candidatos más fuertes, además de que podría convertirse en el primer Papa asiático.
Péter Erdő, nombrado cardenal por Juan Pablo II, es actualmente presidente de la Conferencia Episcopal de Hungría. Ha destacado por su labor en la rehabilitación del cardenal József Mindszenty, su predecesor, reconocido por su férrea oposición al comunismo en su país.
África también tiene figuras relevantes como Peter Turkson, de Ghana, exresponsable del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral y que también sigue la línea de diálogo abierto que dejó Francisco.
El conservador Robert Sarah, de Guinea, conocido por su oposición a las reformas de Francisco y por su visión tradicionalista, aunque su edad (79 años) podría jugar en su contra.
Por América, el nombre más polémico es el del estadounidense Raymond Burke, un crítico abierto del pontificado de Francisco y cercano al presidente Donald Trump. Representa el ala más conservadora de la Iglesia.
Entre los conservadores europeos destaca Willem Eijk, arzobispo de Utrecht, firme opositor a la apertura hacia temas de moral sexual. Y desde Asia, Malcom Ranjith, de Sri Lanka, ha captado atención por sus posturas ultratradicionales y su trayectoria multilingüe.
¿RUMBO AL PRIMER PAPA DEL SUR GLOBAL?
A pesar de que los reflectores en México se han volcado brevemente hacia Robles y Aguiar, el cónclave que se avecina parece inclinarse más hacia candidatos que representen al sur global, pero con mayor proyección internacional y trabajo pastoral destacado. La elección de Francisco en 2013 rompió con siglos de hegemonía europea, y muchos analistas creen que ese camino no se abandonará fácilmente.
Así, mientras el mundo católico espera la llamada “fumata blanca”, México observa con esperanza y realismo. Los nombres están ahí, pero el peso de la historia, la política interna del Vaticano y la geopolítica religiosa parecen jugar en otras direcciones.
¿CÓMO SE REALIZA LA ELECCIÓN DEL PRÓXIMO PAPA?
La elección del próximo Papa se realiza a través de un proceso conocido como cónclave, un ritual profundamente arraigado en la tradición de la Iglesia Católica.
El proceso comienza cuando el Papa fallece, renuncia o pierde la capacidad de gobernar. Esto se conoce como sede vacante. Durante este período, el Camarlengo, un cardenal designado, administra temporalmente los asuntos de la Iglesia, pero no tiene autoridad papal.
Según la constitución apostólica Universi Dominici Gregis (1996, modificada en 2013), el cónclave debe comenzar entre 15 y 20 días después de la vacancia, aunque puede ajustarse por razones excepcionales.
Los cardenales electores (menores de 80 años al inicio de la sede vacante) son convocados a Roma. Antes del cónclave, los cardenales se reúnen en congregaciones generales para discutir asuntos de la Iglesia y evaluar posibles candidatos, aunque no se hacen campañas formales.
LAS VOTACIONES
Se realizan dos votaciones por la mañana y dos por la tarde cada día. Los cardenales escriben el nombre de su candidato en una papeleta con la frase “Eligo in Summum Pontificem” (“Elijo como Sumo Pontífice”). Las papeletas se depositan en una urna, se cuentan y se leen en voz alta. Para ser elegido, un candidato debe obtener dos tercios de los votos (o dos tercios más uno si el número de electores no es divisible por tres).
Si no se logra la mayoría requerida, se queman las papeletas con un químico que produce humo negro (visible desde la Plaza de San Pedro), indicando que no hay Papa. Si se elige un Papa, las papeletas se queman con un químico que produce humo blanco, señalando la elección.
@emeequis