Con un ritmo de 584 nuevos empleos mensuales, Mérida ocupa el tercer lugar nacional en generación de empleo. Esfuerzo conjunto del Ayuntamiento de Mérida y la iniciativa privada por mejorar las condiciones de vida de las y los meridanos y consolidar a Mérida como una ciudad próspera y equitativa
¿Quién tomará el lugar del “Flaquito”? Reacomodo en el Cártel Arellano Félix
La captura de “El Flaquito”, operador clave del Cártel Arellano Félix, abrió una lucha interna por el control de la organización criminal. Viejos apellidos y nuevos perfiles buscan ocupar el vacío de poder en Tijuana, mientras las autoridades detectan movimientos estratégicos y posibles regresos en la cúpula del CAF. La batalla por la frontera se intensifica
Con un ritmo de 584 nuevos empleos mensuales, Mérida ocupa el tercer lugar nacional en generación de empleo. Esfuerzo conjunto del Ayuntamiento de Mérida y la iniciativa privada por mejorar las condiciones de vida de las y los meridanos y consolidar a Mérida como una ciudad próspera y equitativa
EMEEQUIS.– La captura de Pablo Edwin Huerta Nuño, alias “El Flaquito”, ha abierto un capítulo decisivo en la historia reciente del Cártel Arellano Félix (CAF). Tras décadas de operar en la sombra —con golpes intermitentes que parecían fragmentarlo sin destruirlo del todo—, la detención de uno de sus operadores más activos provoca un reacomodo interno en una organización que, a pesar de los embates de las autoridades y los avances de cárteles rivales, sigue viva y en disputa.
Nacido en las entrañas de Tijuana en los años ochenta, el CAF fue durante décadas sinónimo de control absoluto del trasiego en la frontera. Aunque los nombres legendarios como los de los hermanos Arellano Félix se han desvanecido de los encabezados, sus redes y estructuras persisten bajo nuevos rostros, más discretos, pero igual de letales.
EL VACÍO QUE DEJÓ EL “FLAQUITO”
La caída de “El Flaquito” no es menor. Según investigaciones periodísticas —como la del Semanario Zeta—, él fungía como uno de los ejes de operación para la coordinación del tráfico de drogas, extorsiones y control territorial. Su captura abre una grieta en la cúpula, y con ello la urgencia de reorganización. En ese reacomodo, emergen viejos apellidos, nuevas caras y ambiciones que se cruzan con sangre.
LOS QUE BUSCAN EL TRONO
Uno de los nombres que más inquieta a las autoridades es el de Fernando Sánchez Arellano, “El Ingeniero”, sobrino directo de los fundadores del CAF. Aunque su rastro ha sido esquivo, recientemente se ha mencionado en narcomantas que circularon entre el 17 y 20 de junio, lo que ha levantado suspicacias sobre su posible retorno al mando.
Pero no es el único. En las calles y en los informes de inteligencia, otros nombres se abren paso a codazos:
- James Bryant Corona, alias “El Apache”, figura en ascenso que sostiene una confrontación directa con el Cártel de Sinaloa y el CJNG, buscando controlar puntos estratégicos en la frontera.
- Héctor Manuel García, “El Kado” o “Ka2ador”, ha sido identificado como operador directo del “Flaquito”, con presencia en Ensenada y Tecate. Aunque ha sido detenido dos veces, sigue activo en la reorganización del CAF.
- Armando Ruiz Rayas, alias “El Qué Show”, fungía como coordinador del cruce de cocaína desde Colombia hasta Tijuana-San Diego. Fue detenido en febrero de este año, pero su red aún opera.
- Emanuel Rubio, “El Disney”, está vinculado a laboratorios de droga en Tecate. Aunque no ha alcanzado notoriedad nacional, su presencia en operaciones logísticas lo vuelve un actor a seguir.
¿REGRESA LA DINASTÍA ARELLANO?
A los ojos del poder y de la opinión pública, la marca Arellano Félix aún impone. El regreso del hijo de Enedina Arellano, una de las últimas piezas históricas del cártel, ha sido insinuado por narcomantas y rumores en redes. Aunque las autoridades federales no confirman su implicación directa, tampoco lo descartan como una jugada de distracción o advertencia.
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¿REORGANIZACIÓN O DESINTEGRACIÓN?
Mientras Tijuana sigue marcada por ejecuciones, cobros de piso y tráfico transfronterizo, lo que ocurre en las entrañas del CAF es observado con lupa por las agencias de seguridad. Cada captura, cada ejecución, cada narcomensaje, revela una batalla interna por el control de rutas, zonas y negocios.
La historia del narcotráfico en Baja California no se detiene. Y aunque los viejos líderes caen, los engranes del crimen siguen girando, aceitados por la impunidad, la corrupción y la demanda inagotable.
El “Flaquito” ya no está. Pero el CAF, aunque transformado, aún no ha dicho su última palabra.
@emeequis

