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Philips sabía del caos interno: nuevo testimonio revela falta de kits, atención y personal

En entrevista con EMEEQUIS, Juan, quien trabajó como gerente de operaciones de Philips México y laboró durante 15 años en la multinacional, se suma a los testimonios que describen desde adentro la crisis que desató el retiro masivo de dispositivos médicos en 2021.

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También a nivel municipal: el encargado de Protección Civil de Poza Rica no cuenta con estudios profesionales afines al cargo. EMEEQUIS publicó ayer que la titular del mismo rubro a nivel estatal es antropóloga. 

“Nos llamaban de México, pero algunos clientes habían comprado en Estados Unidos y vivían acá. No había una información clara”.

EMEEQUIS.– Un nuevo testimonio entregado revela cómo dentro de Philips México imperó la desorganización, la falta de insumos y la saturación del personal luego del retiro global de ventiladores defectuosos ordenado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). A pesar de las alertas de inmovilizar equipos de modelos, la empresa habría prolongado durante meses un proceso que nunca tuvo un plan claro de ejecución.

En entrevista con EMEEQUIS, Juan, quien trabajó como gerente de operaciones de Philips México y laboró durante 15 años en la multinacional, se suma a los testimonios que describen desde adentro la crisis que desató el retiro masivo de dispositivos médicos en 2021. En su relato, Philips México enfrentó el llamado “recall” (indicación de recolectar los ventiladores defectuosos) con incertidumbre, sin protocolos definidos, sin suficientes recursos y con una lentitud que dejó a cientos de pacientes indefensos.

Según Juan, cuando la FDA ordenó detener el uso de ventiladores y equipos para apnea del sueño por fallas en la espuma interna que podían ocasionar daños graves a la salud como asfixia, cáncer e incluso muerte, muchas unidades ya estaban instaladas en hospitales y domicilios. “Nos tocaba entender dónde se ubicaban. Nos llamaban de México, pero algunos clientes habían comprado en Estados Unidos y vivían acá. No había una información clara”, señala.

Durante todo un año, Philips México operó en modo “backorder”: los kits para reparación o sustitución estaban enlistados pero nunca disponibles. Juan explica que la empresa elaboraba planes, reuniones y bases de datos, pero sin insumos para ejecutarlos. “Invertían tiempo y recursos, pero no podías hacer nada porque faltaban recursos”, dice.

El testimonio también pone de relieve la saturación del personal. Juan relata que las áreas de atención al cliente y servicio técnico estaban al límite: no se contrataba nuevo personal y muchos empleados dividían funciones. “Una persona terminaba haciendo el trabajo de tres o cuatro. Estábamos saturados”, afirma.

Para los usuarios, la situación devino en abandono. Juan cuenta que recibió más de 100 mensajes, correos y llamadas de clientes afectados que dejaron de usar sus equipos tras la alerta. Aunque el riesgo para la vida era bajo en esos casos, la calidad de vida se vio seriamente mermada.

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“Los equipos que usaban los clientes en su domicilio eran usados principalmente para la apnea del sueño, por lo tanto el objetivo era mejorar su calidad de vida, pero nos llamaban y no podíamos dar respuesta ni fecha de cuándo se haría la recolección y sustitución de los equipos”, recuerda.

Al cierre de su relación laboral con Philips —de la cual prefiere no dar detalles—, Juan mantuvo una postura crítica sobre la gestión interna. Aunque su salida fue en términos “cordiales”, considera que su rol le permitió ver cuán profundo era el desorden y la carencia de un plan claro dentro de la compañía.

LOS TESTIMONIOS DESDE ADENTRO

Previo a la entrevista con Juan, EMEEQUIS documentó una serie de denuncias a través de dos exempleados de Philips México testificaron la negligencia, corrupción y abusos en torno al manejo del retiro de equipos defectuosos. 

En dichos relatos, Mario y Luis relataron cómo fueron despedidos tras cuestionar internamente las irregularidades en los procesos de retiro y sustitución de ventiladores E30, y cómo la estructura organizacional favorecía el secretismo frente a clientes e instituciones de salud. 

Mario, exempleado del área comercial con más de una década en la compañía, recordó cómo las alertas sobre el riesgo de los ventiladores llegaban desde la matriz internacional, pero en México eran ignoradas. “La falta de conocimiento, la burocracia interna y la prioridad baja que se le dio al retiro fueron clave”. Por su parte, Luis Juárez relató que, tras llevar varios años en Philips también fue despedido luego de intentar hablar sobre las irregularidades; él afirma que internamente se le bloqueó el acceso a denuncias y no existía apertura para dar transparencia al cliente. 

Asimismo se documentó que los ventiladores señalados en el retiro global no fueron solo el E30, sino múltiples modelos de CPAP, BiPAP y ventiladores de hospital. En Estados Unidos, más de 105 mil equipos fueron recolectados y se reportaron 385 muertes vinculadas a la degradación de la espuma PE‑PUR. En México, no existe hasta ahora un recuento público de pacientes afectados ni sanciones oficiales. 

Hospitales en Durango, Coahuila, Sonora y la Ciudad de México enviaron oficios solicitando que Philips y sus distribuidores retiraran equipos defectuosos, pero no obtuvieron respuesta. En diversos casos, el personal biomédico decidió por su cuenta apagar los ventiladores o guardarlos en bodegas en espera de un reemplazo que nunca llegó. En Durango, el jefe del Departamento de Ingeniería Biomédica declaró que “nunca tuvo respuesta” ante sus peticiones formales de recolección. 

Entre los episodios más relevantes del caso, figura una resolución del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, que falló contra Philips México para que cumpla con remediaciones pendientes relativas a ventiladores. También se ha señalado que Philips limitó sus comunicaciones internas y externas, aplicó políticas de hermetismo y dio “largas” a los clientes, estrategia que algunos ex empleados interpretan como una forma de dilatar responsabilidades. 

En respuesta, Philips emitió un comunicado en el que buscaba desmentir algunas afirmaciones sin presentar pruebas contundentes. Por ejemplo, afirmó haber “resuelto el 99 % de los casos globalmente”; sin embargo, en México no se ha sustituido ni retirado un solo ventilador E30 hasta la fecha del reportaje, según los registros revisados. 

En su defensa pública, Philips también afirma que sus dispositivos “no representan un riesgo significativo para la salud”, pero omite que en 2023 la FDA determinó que Philips había realizado pruebas insuficientes y ordenó repetirlas bajo nuevos protocolos. 

Por otra parte, EMEEQUIS documentó en los últimos días que la Secretaría de Salud y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, dieron la orden a hospitales y almacenes de distribución que cuenten en sus inventarios con los ventiladores Philips Respironic modelos BiPAP V30, BiP A30/A40, Bi-Level PAP y E30 a inmovilizar y segregar los equipos identificados, solicitar de inmediato a sus proveedores el retiro e informar al correo [email protected] del Centro Nacional de Farmacovigilancia y Tecnovigilancia/COFEPRIS sobre los equipos, modelos y cantidad de cada uno, con los que cuenten actualmente en sus instalaciones, así como el nombre del distribuidor.

A la par, 43 personas afectadas por el uso de estos ventiladores presentaron una denuncia penal y demanda civil contra Philips México por el daño de los aparatos defectuosos,

Según los abogados que representan a los demandantes —entre ellos Eduardo Fuentes Celestrin, Alejandro Rojas Pruneda y Luis Miguel Velasco Lizárraga—, dichos aparatos presentaban fallas en su espuma interior que podrían liberar partículas tóxicas, afectar la oxigenación o apagarse de forma inesperada. La acción legal incluye tanto responsabilidades civiles como denuncias penales por homicidio y lesiones. 

Según los testimonios obtenidos por La Jornada, Andrea González Valderrama perdió a sus padres tras ser intubados con los dispositivos defectuosos, y la esposa Jesús Ramírez Olvera falleció luego de ser intubada en una situación crítica. Las familias sostienen que Philips “sabía que esos equipos eran defectuosos” y señalan que hubo una omisión del gobierno mexicano al permitir que esos respiradores continuaran en uso en hospitales públicos y privados. 

El litigio representa un hecho sin precedentes en la historia judicial de México. Por primera vez, se recurre a una demanda colectiva para exigir reparación del daño en el marco sanitario nacional, y también se cuestiona la actuación de las autoridades sanitarias, particularmente de Cofepris.

Por ello, cuatro años después del aviso de la FDA, México podría orientarse hacia una respuesta más certera a los hospitales y pacientes afectados.

@FridaMendoza_



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