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Morir en Ensenada: mercado pesquero, atrapado entre cárteles que lo disputan

“Nosotros aquí sentimos como si alguien nos estuviera mirando”, dice un integrante del mercado pesquero de Ensenada, que vale más de 600 millones de dólares anuales y está capturado por el crimen organizado, que trata como esclavos a los pescadores.

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Un miembro de la Marina vigila el lugar donde un enfrentamiento armado cerca del Mercado Negro de Ensenada dejó un saldo de un hombre muerto en julio pasado. Foto: Chris Noyola / Cuartoscuro.com.

EMEEQUIS.― Al pasmo por el ataque, siguió el miedo, una sensación de vulnerabilidad, de riesgo permanente, incertidumbre y angustia. Es el estómago revuelto ante la amenaza real o supuesta, la desconfianza como primera reacción. Es sentirse vigilado por miradas anónimas, que pueden ser la de un desconocido que asoma desde la ventanilla de un auto en movimiento o la de tu vecino.

Es un estado emocional que Santiago, dueño de Pescadería El Joelito, escenario del asesinato a tiros de uno de sus clientes cometido a principios de este mes, describe así en entrevista con EMEEQUIS:

“Sentimos como si alguien nos estuviera mirando, se siente en el ambiente que alguien está vigilando. (…) Es como terrorismo. No sé. La verdad no alcanzo a comprender…” . 

Obviamente él no se llama así, pero no quiere que se mencione su nombre ni su apellido, ni nada que lo identifique: “Lo que yo estoy contando lo puedes poner, pero si pones mi nombre, imagínate lo que puede pasar, la cosa está crítica”.

El establecimiento recientemente atacado. Foto: Semanario Zeta.

El sábado 4 de octubre, alrededor de las 4:30 de la tarde, los pistoleros entraron al establecimiento de Santiago, en la calle Argenta, del fraccionamiento Valle Verde, a unos tres kilómetros del malecón del puerto de Ensenada, soltaron una tanda de disparos, y huyeron de inmediato en una camioneta Ford Expedition blanca, con placas de California, según testigos.

Algunos vecinos contaron cinco o seis detonaciones. Las descargas dejaron tendidas en el piso de la pescadería a tres personas, entre ellos un hombre de 22 años que falleció de inmediato. Dos más fueron llevados en vehículos de emergencia a hospitales de la ciudad.

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No mediaron amenazas o advertencias antes de la agresión, dice Santiago: “Es lo que me preguntaban los de la fiscalía, pero no, nada. O sea, no es algo de decir, ‘me están cobrando piso y pago’, no. (…) Lo que sí, la fiscalía determinó que era algo directo hacia alguien, no hacia mí. No es que llegaron y pasaron a la pescadería, no. Llegaron y lo mataron en mi pescadería, pues esa fue la mala suerte”.

El ataque a la pescadería El Joelito fue el cuarto contra establecimientos del ramo en menos de dos meses, y apenas otra cuenta en el el largo rosario de embestidas y asesinatos contra miembros de la cadena productiva de la pesca y la acuicultura, que de acuerdo con datos de la Conapesca da empleo directo a unos 10 mil ensenadenses.

Según la prensa local, la lucha de los grupos delincuenciales conocidos como Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cártel de los Arellano Félix (CAF), contra la organización criminal denominada Cártel de Sinaloa (CDS), para expulsar a este último del control del mercado, es el origen de la violencia contra diferentes actores de la comunidad pesquera de Ensenada, un sector económico que, según estimaciones de instituciones federales, vale unos 683 millones de dólares anuales.

De acuerdo con un reconocido empresario del sector en la región, que también ofrece su testimonio bajo la condición de no citar su nombre, todos los eslabones de la cadena productiva y logística se hallan capturados por el crimen: pesca, almacenamiento, transporte, empaquetado, comercialización y consumo final.

ENSENADA, BAJA CALIFORNIA, 28 DE JULIO DE 2025.- Un enfrentamiento armado registrado la noche del domingo en una embarcación, cerca del Mercado Negro de Ensenada, dejó un saldo de un hombre muerto, dos heridos y el hallazgo de varios paquetes con droga. FOTO: CHRIS NOYOLA / CUARTOSCURO.COM

“No siempre fue así ―expone el industrial, a quien llamaremos Simón―,  fue hacia el final del gobierno de (Jaime) Bonilla cuando se comienza a ver. Se decía en el sector que su secretario general de Gobierno (Amador Rodríguez Lozano) se estaba llevando un millón de dólares (…). Realmente es cuando empiezan estos temas, y te puedo casi asegurar que si revisas fechas (de los hechos violentos), están más o menos ligados a la llegada de Marina (del Pilar Ávila Olmeda, gobernadora de Baja California desde 2022), yo creo que porque les permite operar, todo indica que hay un acuerdo”.

Natalia ―nombre apócrifo para protección de su identidad―, una minorista del circuito local de comercialización, pone el alfiler en otra fecha para señalar el punto de quiebre de la violencia: “Cuando mataron a doña Minerva” (Pérez Castro, presidenta de la delegación Baja California de la Cámara de la Industria Pesquera y Acuícola, CANAINPESCA ), en julio del año pasado, “todos supimos que ya nadie iba podía estar seguro”.

Mientras tanto, las investigaciones de los homicidios relacionados con los ataques se mantienen en permanente suspenso, y la postura oficial es minimizar la violencia en general, y cada caso en particular. 

Los testimonios han sido recogidos bajo anonimato, por el riesgo que representa hablar de manera directa, pero las grabaciones respectivas e identidades han sido puestas a disposición de los editores de EMEEQUIS.

LA VETA CAPTURADA

Ensenada es uno de los municipios que se apiñan en el extremo septentrional de la península de Baja California, junto a Tijuana, Playa de Rosarito, Tecate  y Mexicali. Su cabecera municipal, el puerto, se ubica a 110 kilómetros de la frontera con los Estados Unidos.

De acuerdo con la autoridad portuaria federal, el municipio cuenta con una extensión de litorales de mil 114.89 kilómetros, más del 80.8% del total de los litorales de Baja California, y posee 74 mil 800 hectáreas de lagunas costeras en donde se desarrolla la acuicultura.

Baja California aportó en 2024 el 9.3% de la producción pesquera nacional, que alcanzó un valor de 47 mil 228 millones de pesos ―unos  2 mil 550 millones de dólares (mdd)―, de acuerdo con el Anuario Estadístico de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca). 

La flota pesquera estatal, según la misma fuente, se conforma de 65 embarcaciones mayores y 2 mil 909 embarcaciones menores, “la mayoría de estas, utilizadas para la pesca ribereña”. Se estima que en Baja California, hay un total de 10 mil 830 productores pesqueros y acuícolas. La mayoría de ellos 9 mil 228 dedicados a la producción pesquera y mil 602 a la actividad acuícola.

El valor de la producción de Baja California fue de 3 mil 609.31 millones de pesos ―2 mil 463 millones de pesos del sector pesquero, los restantes mil 146 millones del acuícola―, es decir, unos 195 millones de dólares. Ensenada produce al menos el 70% del total, es decir, alrededor de 2 mil 526.51 millones de pesos, es decir, unos 136. 6 millones de dólares anuales.

Simón, nuestra fuente del sector industrial en la entidad, nos hace una acotación: “Sí, pero el Anuario Estadístico (de Conapesca) no te va a dar el valor global: te dice lo que vale el pescado en el muelle y en la playa. No te dice cuánto vale después de ser procesado en una planta y cuánto con el empaque.

“El anuario te dice el valor del pescado entero, pero si tú lo haces filetes o lo procesas de otras maneras, todo eso le va agregando valor. Entonces ese número se tiene que multiplicar yo creo que, mínimo, por cinco”.

Tomándolo al pie de la letra, el valor del mercado pesquero y acuícola de Ensenada sería de 683 millones de dólares anuales.

LA CAPTURA

Con amplio reconocimiento del sector industrial del que nos ocupamos, Simón describe la manera en que el crimen organizado se apropió del mercado local de Ensenada:

“Ellos se vuelven el comercializador o distribuidor o como lo quieras llamar; el pescador, les pesca y les entrega , y ellos le dice cuánto les va a pagar y cuándo les va a pagar, los hace sus trabajadores. Hay algunas zonas donde de plano el pescador legal se ha salido y le ha dicho: tú opérala. Entonces ahí, el crimen organizado ha tenido que conseguir pangas y ha metido a gente a que haga el trabajo.Entonces, en unos casos, agarra al pescador legal y lo vuelve obrero, y en otros pone a la gente a trabajar.

Todo depende de la especie que se procesa… Luego, el crimen recoge el producto del pescador, y lógicamente lo está moviendo, lo está transportando, y  le entrega los restaurantes. Tienen un punto de venta específico, que se llamaba la Casita del Camarón, y ahora se llama Mares del Pacífico. Ellos llegan al restaurante y les dicen a los propietarios: “De ahora en adelante le vas a comprar a este establecimiento”.

“Pero básicamente le dan el mismo precio, la misma calidad y las mismas condiciones de pago que ya tenía. El restaurantero dice: pues bueno, o sea no se va a afectar realmente su negocio porque sigue manejando los mismos platillos, con la misma calidad y tiene sus mismos costos. Pues realmente no han levantado la voz porque simplemente han accedido a estas condiciones. En cambio al pescador, es el más afectado, le dan un precio menor al real y que pues lo tienen ahorcado, sin dinero.

“El restaurante, en cambio, no está realmente siendo afectado, fuera de la condición de que le compras a esta persona. Y gana el mismo porcentaje. Aquí hay dos cosas: por un lado, el (expendio) elegido como punto de venta del crimen tiene el mismo margen de ganancia que tenía, que es el de cualquier distribuidor, pero estás consiguiendo más clientes con la amenaza de que todo se lo compras a este. El aspecto que se complica es que ya no hay competencia, si antes había cinco distribuidores ahora solo hay uno.

“El crimen, a través de su punto de distribución, tiene el mismo porcentaje de ganancia pero tiene un mayor volumen. Además traes la ganancia extra, que está teniendo del pescador al que le está pagando lo que quiere, cuando quiere.

“Pero además, este tipo de operación les permite hacer lavado de dinero, porque pueden estar creando facturas y pagando y moviendo el dinero. Lavan el dinero que traen de otras actividades ilegales porque en esas facturaciones pueden meter otros valores y otras cantidades.

“Entonces, tienen lo que le están tomando al pescador, definiendo esto los precios; tienen el porcentaje de distribuidor, pero con un volumen mucho mayor al ser básicamente el único, y tienen el vehículo para el lavado de dinero a través de este esquema de operación legal, porque facturan la venta, el transporte del pescado, al precio que tu quieras, de todo este mercado”.

Pero la captura del mercado local por parte del crimen es apenas una parte del problema, porque, nos explica Simón. Relata que un primer problema fue que grupos de delincuentes menores, no pertenecientes a los grupos del crimen organizado, comenzaron a extorsionar a la gente de la cadena productiva. Y lo más grave, la supuesta disputa entre cárteles.

El semanario Zeta, de Tijuana, fue el primero en informar sobre la presunta guerra del CJNG y Cártel de los Arellano Félix para expulsar al Cártel de Sinaloa (CDS) del mercado pesquero de Ensenada, una versión que ahora prácticamente todos los medios locales corroboran. 

“Esto está subiendo de nivel, se vuelve más preocupante, porque imagínate, si eres un pescador o un restaurantero y ya le estás comprando, o ya le estás vendiendo a un cartel, y llega el otro cartel y te dice: de ahora en adelante me compras. Ahora sí, ¿qué haces? Pues quedar mal con alguno, porque quedas en medio. Ellos te dicen: Tú sabrás con quién te la juegas. Es cuando ya se les vuelve un mayor problema para los restaurantes. Ya ni siquiera les van a poder seguir el juego. Y como la autoridad no actúa, se meten al rollo de que si no hay denuncias no pueden actuar, es como el cuento del huevo y la gallina, porque no confían en que una denuncia los va a poner a salvo”.     

“VOY A ABRIR HASTA QUE ME LLEGUE EL HAMBRE” 

En 1999, a los 14 años, siendo estudiante de secundaria, Santiago abrió su expendió en un pequeño local del Mercado Negro ―un punto de venta de pescado y marisco enfocado al turismo, ubicado en el centro de la cabecera municipal, a unos pasos del malecón, y cuyo significativo nombe se debe al hecho de que, en los años ochenta del siglo XX, se vendían en esa zona especies que por entonces estaban prohibidas, como el abulón, entre otras.

Con los años, el negocio de Santiago, que ahora tiene 41 años, se convertiría en Pescadería El Joelito, y es fuente de ingresos para 12 familias. Santiago cuenta con orgullo cómo forjó su negocio:

“Nací en el mercado de mariscos de aquí de Ensenada, aquí crecí, y pues siempre he hecho lo mismo, vender pescado. No quise estudiar, pues porque trabajé desde muy pequeño y nunca ha habido necesidad de estudiar para salir adelante.

“Ahí me la llevaba con mi papá, que era empleado en el mercado. Yo siempre le dije: ‘Papá,  ¿por qué tú no abres un local y lo trabajas, para que nos vaya mejor?’ No, me decía, ‘me voy a morir de todos modos’. Se jubiló a los 60 años. Vivió 84 años, con su pensión del Seguro Social, a su gusto. 

“Ya cuando tenía 14 años renté un localito que dejaron, y pues puse un trabajador, yo me iba a la escuela, a la secundaria, y después de la secundaria, llegaba en las tardes a atenderlo. Si era domingo, yo  estaba ahí metido. Y pues aquí empecé.

“El mercado de mariscos aquí en Ensenada es un mercado muy muy noble, y del que mucha gente sobrevivimos. Al menos para el que sabe administrarse, le puede ir bien. Somos parranderos, borrachos, lo que quieras, pero es un negocio muy noble”.

Pero la escalada de violencia de los últimos meses ha trastocado su modo de vida, y en especial, desde luego, el ataque a su negocio. Dice que no había nadie en el lugar:

“Ese día tuvimos una fiesta y no había nadie de mi familia en el negocio, ni trabajadores, estaba vacío. De por sí nosotros pues nunca estamos, son los empleados, pero no les pasó nada. Lo que sí, la fiscalía determinó que era algo directo hacia alguien, no hacia mí. No es que llegaron y pasaron a la pescadería, no. Llegaron y lo mataron en mi pescadería, sí, pues esa fue la mala suerte.

“¿Miedo? Uy, sí pudiera irme a los Estados Unidos, yo ahorita lo dejaba todo, ¡todo! No me importa nada, me iba. Pero, ¿cómo me voy sí está la familia? Nosotros, aquí sentimos como si alguien nos estuviera mirando, no sabemos ni qué hacer, la verdad, te digo, la cosa está crítica. O sea, no es algo de decir: ‘Me están cobrando piso y pago’. No, no es eso, es como terrorismo, no sé. ¿Por qué están haciendo esto?  La verdad no lo alcanzo a comprender. O sea, se siente en el ambiente que alguien está vigilando,que alguien quisiera que cerráramos los negocios. Pero lo hace uno más por pasión que por dinero.


“¿Que si en el gremio hay gente extorsionada? Pues somos muchos, pero yo no no tengo tanto contacto más que con dos o tres o tres, y no somos personas a las que nos hayan amenazado hasta, todavía no ha llegado ahí.  Yo creo que quieren que cerremos los negocios, esa es mi hipótesis, no encuentro otra explicación”.

“Por lo pronto no pienso abrir, voy a hacer un comunicado en mi página de la pescadería (en Facebook), para informar que no abriré por un tiempo, no sé cuánto, por un tiempo indefinido. Hasta que me llegue el hambre otra vez. Gracias a Dios no pago renta, son mis locales. Pero no pienso abrir por el momento. Y yo quiero pensar que alguien se quiere quedar con este negocio y que están atacando a las pescaderías para que cerremos. Esa es la conclusión a la que yo he llegado”.

PUNTO DE QUIEBRE

Santiago no es el único que ha decidido cerrar. Mariscos El Compa Moy cerró en agosto pasado después de casi cuatro años de funcionamiento. Su propietario, Moisés Muñiz, anunció que se iba de Ensenada, que le habían robado su sueño. No aguantó la presión de las extorsiones conocidas como “cobro de piso”.

La Fiscalía de Baja California informó que supuestamente estableció contacto con él el mismo día de la publicación de un video donde exponía sus motivos para cerrar.

El dueño de El Compa Moy explicó en sus redes sociales sus motivos para cerrar.

En algunos medios locales se mencionan otros cierres, que no han tenido cobertura mediática. Es el efecto posterior a la ola de violencia de los últimos dos meses.

Natalia, una minorista del circuito local de comercialización, lamenta: “Cuando mataron a doña Minerva, todos supimos que ya nadie iba podía estar seguro”.

Señala: “Fue cuando se empezó a ver cómo aumentaban las extorsiones, el cobro de piso, las presiones sobre todo para comprarle a sus negocios (del crimen). ¿Cuál fue la investigación de la autoridad? Pues comenzaron a ensuciar la carrera de la señora, a sembrar dudas, pero nada de detenidos. A la fecha, los criminales hacen lo que quieren. ¿Qué podemos esperar?”. 

ATAQUES Y HOMICIDIOS

2025

27 de julio. Balacera cerca del Mercado Negro de Ensenada, dejó un saldo de un hombre muerto, dos heridos y el hallazgo de varios paquetes con droga.

1 de agosto. En la alta madrugada, un par de individuos lanzaron bombas molotov a una lancha en muelles de pesca bajo control de la Asipona, lo que detonó las alarmas de la zona.

22 de septiembre. Tres individuos incendiaron con una bomba molotov la pescadería Muelle Viejo de Ensenada; empleados que se encontraban en el lugar apagaron el fuego con tierra y agua. Bomberos que realizaron un peritaje confirmaron que el fuego fue provocado.

18 de agosto, Pescadería Mares del Pacífico (antes Casita del Camarón), uno de los presuntos puntos de venta del crimen organizado, fue rafagueado por un grupo de pistoleros. Por los impactos murió uno de los clientes, que asu vez era vendedor en “carreta”.

4 de agosto. Fue atacada con bombas molotov la Casa de la Piña Colada, en la zona turística el malecón de Ensenada.

3 de diciembre. Servando Valenzuela, empresario tiburonero, asesinado 

2024

8 de julio. Minerva Pérez Correa, presidenta de la delegación Baja California de la Cámara de la Industria Pesquera y Acuícola, (CANAINPESCA ).

12 de junio. Emilio Manjarrez, vendedor de camarón..

@estedavid



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