Estados Unidos anunció la operación militar Southern Spear, dirigida a combatir el narcotráfico en Latinoamérica, con ataques a lanchas que transportaban fentanilo. El despliegue ocurre en un contexto de tensión regional, mientras la presidenta Claudia Sheinbaum reitera su rechazo a intervenciones extranjeras en México y defiende la soberanía nacional
“Salió a la tienda y ya no regresó”: el reclutamiento silencioso de menores en Jalisco
La desaparición de Jonathan, un niño de 13 años en Tlajomulco, expone una crisis silenciosa en Jalisco: el reclutamiento sistemático de menores por el crimen organizado. Mientras las familias buscan solas y la fiscalía retrasa acciones clave, académicos advierten de una oleada creciente de adolescentes captados para las filas del CJNG mediante engaños, levantones y redes sociales. Un fenómeno extendido, negado por gobiernos anteriores e insuficientemente atendido hoy
Estados Unidos anunció la operación militar Southern Spear, dirigida a combatir el narcotráfico en Latinoamérica, con ataques a lanchas que transportaban fentanilo. El despliegue ocurre en un contexto de tensión regional, mientras la presidenta Claudia Sheinbaum reitera su rechazo a intervenciones extranjeras en México y defiende la soberanía nacional
EMEEQUIS.– “Salió a la tienda y ya no regresó”. Con voz entrecortada, Brenda Gabriela Álvarez Alcalá relata la desaparición de su hijo Jonathan, de apenas 13 años, en el municipio de Tlajomulco, Jalisco. Ha pasado un mes desde aquel 13 de octubre cuando el adolescente salió de su casa alrededor de las seis de la tarde. Desde entonces, no hay rastro de él.
“Pensé que regresaría más tarde, como era domingo”, cuenta Brenda. Pero al caer la noche, el teléfono de su hijo ya no respondió. “A las diez le marqué, no contestó. A las once y media timbraba, pero nadie respondía. A medianoche le mandé mensaje por WhatsApp, pero ya no me contestó”.

Al día siguiente, la madre comenzó a buscarlo por su cuenta. Caminó hasta la tienda cercana donde Jonathan solía reunirse con otros niños. “Una niña me dijo que sí lo vio, como a las seis, pero que solo estuvo unos minutos y luego dijo que iba a su casa”, recuerda. El trayecto entre el comercio y su hogar es corto, “como una U”, explica, por lo que no debió de tardar en llegar.
Intentó levantar la denuncia de inmediato, pero asegura que en la Fiscalía de Tlajomulco le pidieron esperar 72 horas. “Les dije que era un menor, que debía activarse Alerta Amber, pero me dijeron que tenía que esperar”. Finalmente, presentó la denuncia el 15 de octubre. Desde entonces, dice, no ha recibido ninguna llamada ni información sobre avances en la investigación.
“Quienes me han ayudado son los de Guerreros Buscadores de Jalisco. Ellos subieron la ficha de búsqueda y también contacté a la Comisión de Búsqueda del Estado, porque en fiscalía jamás me orientaron”.
La ficha con el rostro de Jonathan circula en redes sociales y grupos vecinales, pero los días siguen pasando sin noticias. “El 13 de noviembre se cumplió un mes y no sé nada. Tengo fe en que me lo regresen, pero ya tengo mucha desesperación. Ni Fiscalía, ni Alerta Amber, nadie me ha dicho nada”, agrega Brenda.
NO ES UN CASO ÚNICO
La historia de Jonathan no es un caso aislado. En Jalisco, las desapariciones de menores se han convertido en una constante. Desde 2010, se calcula la desaparición de mil setecientos menores en el estado, muchos de ellos varones adolescentes que podrían haber sido reclutados por el crimen organizado de acuerdo con el profesor e investigador de la universidad de Guadalajara, Jorge Ramírez Plascencia.
Jorge advierte que el perfil de las víctimas ha cambiado en los últimos años: “Lo que hemos observado es que cada vez son más jóvenes los que están incorporándose al listado de desapariciones. Desde el año pasado empezó una oleada de desapariciones en jóvenes de entre 14 y 19 años. La hipótesis más fuerte es que están siendo reclutados para el Cártel Jalisco Nueva Generación”.
Según el académico, el fenómeno responde a una necesidad interna del crimen organizado: “Se ha incrementado el reclutamiento de menores por dos razones interconectadas. La primera es el reemplazo de cuadros por muertes y detenciones, y la segunda es la expansión nacional del CJNG”.
Cabe recordar que el CJNG se unió a la guerra que enfrentan en Sinaloa los grupos delictivos de La Mayiza y Los Chapitos, apoyando a este último.
LAS FORMAS DE RECLUTAR
Hasta el momento, la fiscalía y los investigadores han detectado al menos tres formas de reclutamiento:
- Mediante ofertas laborales falsas, donde se busca a personal para áreas como albañilería, agricultura o seguridad a cambio de altos sueldos y prestaciones.
- Con mensajes directos, en una especie de “propia voluntad” en redes sociales y videojuegos en línea
- Y con levantones al azar.
A ello se suma, explica, un fenómeno cultural alimentado por redes sociales: “Hay una especie de fiebre entre muchos jovencitos marginados por enlistarse en las filas del crimen organizado. Ven los videos y los testimonios de exreclutas que romantizan la violencia y creen que esa es una salida”. Añade el especialista, quien también habla de personas que se dedican a reclutar a los chicos o a señalarlos para que sean “levantados”.
Brenda, menciona que su hijo pudo haber sido “levantado” en este último escenario de acuerdo a lo que ha logrado investigar con los grupos de madres buscadoras del estado, además señala que en la zona donde Jonathan desapareció no había cámaras que pudieran captar el momento. Ella mantiene la esperanza de que pronto su hijo sea liberado y regrese a casa.
“El enganche ocurre por redes sociales, pero también por vínculos personales: amigos, primos o conocidos que ya están dentro. También hay reclutadores profesionales que reciben dinero por cada joven que logran captar”.
Además, el crimen organizado también se aprovecha de las adicciones de los menores, en el informe 2025 Trafficking in Persons Report: Mexico, publicado por el Departamento de Estado, se señala que tanto organizaciones criminales nacionales como extranjeras explotan a niños y adultos en la trata de personas con fines sexuales y en trabajos forzados vinculados al crimen organizado, como la producción y venta de drogas, la extorsión, el tráfico de armas y personas, el robo y el secuestro.
El documento advierte que estos grupos utilizan tácticas como ofertas de empleo falsas, manipulación económica o emocional, amenazas, tortura y secuestros para forzar a las víctimas (incluidos menores) a participar en dichas actividades ilícitas.
DE MI EDAD, DE 14 A 15 AÑOS
En redes sociales circula el video de Carlos Sebastian, originario de Zapopan, Jalisco, quien menciona que él fue reclutado por Los Menchos, mediante redes sociales con la promesa de convertirse en albañil, sin embargo todo resultó mentira, “los amarran y ya no los dejan salir”, relata y añade que están siendo reclutados niños de su edad, de 14 a 15 años. la voz que lo entrevista agrega “Hey Mencho, no te pases de verga enviando niños”.
“MÁS JÓVENES, MÁS MOLDEABLES”
Ramírez Plasencia asegura que las organizaciones criminales han bajado deliberadamente su edad mínima de reclutamiento: “Desde 2015 ya había evidencia de campos de adiestramiento en Jalisco, pero antes reclutaban adultos con experiencia en seguridad privada. A partir del año pasado, quitaron esa barrera. Hoy, desde los 13-15 años, ya los consideran elegibles para sus filas”.
¿Por qué ellos? El investigador lo explica con crudeza: “Los prefieren porque son más moldeables, más dependientes, físicamente resistentes, y menos demandantes en lo económico. Tienen condiciones idóneas para ser usados como sicarios o halcones. En otros casos, las mujeres jóvenes son asignadas a labores de venta o administración de droga”.
El especialista estima que en Jalisco hay alrededor de mil setecientos jóvenes desaparecidos entre 15 y 19 años desde 2010, aunque advierte que el número real es mucho mayor. “El gobierno sólo incorpora los casos donde hay intervención del crimen organizado o desaparición forzada. La cifra negra es enorme. Hay poca certeza de cuál es la cifra real”.
“ANTES NEGABAN QUE FUERA DELITO”
El cambio de administración en Jalisco ha traído un giro, aunque insuficiente, en el manejo del tema. “Con la llegada de Pablo Lemus hubo una aceptación de que esto es un problema”, explica Ramírez Plasencia. “El gobernador anterior ( Enrique Alfaro Ramírez, quien abandonó México para cumplir su sueño de estudiar y convertirse en entrenador deportivo) no veía delito en el reclutamiento. Decía que los jóvenes iban voluntariamente a los lugares de entrenamiento. Ahora hay más control en las centrales de autobuses y campañas de advertencia en redes”.
Sin embargo, el patrón se mantiene. Los reclutadores siguen operando dentro y fuera del estado, en entornos conocidos para los adolescentes. Incluso, apunta, se han identificado puntos de reclutamiento fuera de tiendas de conveniencia o zonas donde se concentran jóvenes de municipios como Zapopan, Tlajomulco y Tonalá.
LOS QUE REGRESAN Y LOS QUE NO
De acuerdo con el especialista, algunos adolescentes logran regresar meses después, aunque destruidos emocionalmente: “Regresan con estrés postraumático, su salud mental hecha trizas. Muchos de ellos apenas pueden hablar de lo que vivieron. Otros continúan en la organización, porque ya no saben cómo volver a una vida normal”.
A los que no vuelven, se les pierde el rastro en campos de entrenamiento, enfrentamientos o detenciones. “Las posibilidades de que regresen son por mitad. Algunos sobreviven tres o cuatro meses, los dejan salir unos días de permiso y desertan. Pero muchos otros mueren o son encarcelados”, detalla.
Para Ramírez Plasencia, lo más grave es la indiferencia institucional: “Es un problema muy serio que no se ha tratado ni local ni nacionalmente con la seriedad que requiere. Jalisco no es el único estado afectado, pero sí es un epicentro de la desaparición y el reclutamiento de menores”.
“Tengo fe en que me lo regresen”, dice Brenda al final de la entrevista, con la voz casi apagada. A un mes de la desaparición de Jonathan, sigue tocando puertas y pegando carteles. “Quiero que mi hijo vuelva a casa”.
@emeequis

